Hay pautas de navegación que parecen redactadas a propósito para este Valencia. Todos nos acordamos de cuando volvió a perder el mástil y de las piezas rotas. Desde entonces no hay aguas en calma para una castigada embarcación que viaja desarbolada, sin rumbo y a merced de temporales que la zarandean día sí, día también. Son muchos los detalles técnicos sobre la vela y el motor que dan para establecer paralelismos, aunque si estos tipos de Meriton no observan recomendaciones futbolísticas, menos van a hacerlo con las náuticas. Y eso que hay una tan fundamental como la mar de sencilla. Pedir auxilio. Nada que no les deslizara Tebas en su calidad de patrón de clubes.

Hubo un tiempo en el que Javi Gracia parecía el idóneo para prestar ese socorro. Al menos era un entrenador con un plan de rescate. Podría haberlo sido un viejo lobo de mar como Bordalás, el rival de este domingo, pero la cuestión es que llegó Gracia y después del naufragio de Celades se dio por bueno para cambiar de rumbo. Craso error. La realidad superó cualquier ficción y Meriton destrozó el barco con los marineros y el capitán dentro. Así hemos llegado hasta esta semana en la que ojalá el entrenador rescate del agua su plan. O que después de su dimisión tenga a bien diseñar otro que funcione. Pero de momento los que han dado un paso firme y al frente son los futbolistas.

Menos mal. Los mismos que se reunieron con Gracia para pedirle que se quedara lo han hecho esta vez con Kondogbia para que vuelva. El detalle de que el sublevado sea uno de ellos no es baladí. Todavía menos que al día siguiente saliera a entrenarse en lugar de insistir en sus molestias de talón. No es momento de bajarse del barco ni de tirarse por la borda. Tampoco de rebeliones. Toca fijar un mástil, arreglar la vela, cruzar los dedos y esperar. Ojalá más pronto que tarde llegue ayuda o un armador nuevo.

Pensamiento positivo

Cualquier cosa que diga o haga el Levante está de más. Pocos errores han puesto tan de acuerdo al mundo del fútbol como el de Melero López. Un árbitro, por cierto, del que nunca se ha tenido una mala opinión. En Orriols lo consideran buen tipo y de carácter dialogante, aunque también un rato cabezón. Ahora no se trata de esperar nada a cambio, tan solo de que no vuelvan a volar puntos tan importantes como los del Celta. Aunque el tiempo dirá, a priori está justificada la estrategia de no haber puesto institucionalmente el grito en el cielo. Y no porque hayan faltado ganas ni razones. Como dice Paco, siempre es más sencillo cuando se piensa en positivo.

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