Atropellos
El autor del atropello en Murcia tenía tres cartas con menciones inconexas a Alá y la violencia
Abdellah, que se acuchilló a sí mismo, estrelló un coche, que había pedido prestado a un amigo, contra la terraza de un bar en Roldán y mató a un hombre que almorzaba ahí con su esposa
Ana Lucas
El titular del Juzgado de Instrucción número 2 de la Audiencia Nacional, Alejandro Abascal, mantiene el secreto de las actuaciones para esclarecer qué pasó el viernes en Roldán (Torre Pacheco), cuando un joven de 27 años, de nombre Abdellah, perdió la vida tras arrollar con su coche una terraza y matar a un cliente de la misma, que se encontraba allí con su esposa.
El asunto se investiga como un caso de terrorismo, confirman fuentes judiciales, especialmente tras el hallazgo en la vivienda del chico de anotaciones en las que se menciona a Alá. Se trata de tres cartas escritas de un modo incoherente, que podrían ser obra de una persona con sus facultades mentales perturbadas.
Serán las indagaciones tanto de los profesionales del Servicio de Información de la Guardia Civil, radicado en Madrid, como de la Audiencia Nacional las que establezcan si lo sucedido es obra de una persona con problemas psiquiátricos o se trata de un denominado 'lobo solitario', terroristas que actúan solos y se inspiran en organizaciones como Al Qaeda sin tener en verdad una dependencia operativa ni vínculos reales con ellas.
Dado que Abdellah está muerto, obviamente no existe causa penal contra él: se trata de averiguar si cuenta con vínculos yihadistas. Desde el juzgado insisten que la investigación apenas ha comenzado y es secreta. El Juzgado de San Javier, al que correspondía el asunto, se inhibió en favor de la Audiencia Nacional, órgano que tiene las competencias en materia terrorista. La Audiencia insiste en que practicará las diligencias habituales en casos de terrorismo hasta confirmar o descartar que este asunto lo sea.
Fuentes cercanas al caso apuntaron que el chico, que llegó a España procedente de Marruecos cuando era menor de edad, no tenía diagnosticada enfermedad mental alguna. Las indagaciones de la Audiencia pasan ahora por analizar no solo las anotaciones manuscritas halladas en su domicilio, sino su actividad en Internet, donde se investiga si había llegado a conectar con otras personas con simpatías al Estado Islámico. Los primeros indicios, con las pesquisas apenas iniciadas, revelan que el chico había hablado en sus notas de la Yihad, aunque de un modo inconexo.
El día del siniestro, los investigadores hallaron en el interior del automóvil siniestrado un cuchillo, que fue decomisado y que tenía en su filo sangre del chico. Es el arma con la que el joven se apuñaló a sí mismo, no se sabe si de forma voluntaria o por accidente, al portarla mientras conducía un automóvil que le había pedido prestado a un amigo.
Se da la circunstancia de que ese día había habido una reyerta en Lo Ferro, pero los investigadores tardaron poco en confirmar que no tenía que ver con esto.
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