Operación antidroga

Desmantelan en Valencia uno de los mayores laboratorios de éxtasis de Europa

Doce personas han sido detenidas en Sueca y en la localidad alicantina de Altea

Los integrantes de la banda arrojaban las sustancias sobrantes de las drogas sintéticas al campo

Parte del material incautado.

Parte del material incautado. / Rafa Arjones

Joan Gimeno

Agentes de la Policía Nacional han desmantelado en Valencia uno de los macro laboratorios de producción de éxtasis más grandes de España. Han sido detenidas doce personas en Altea (Alicante) y Sueca (Valencia), presuntamente relacionadas con la producción de anfetaminas a los que se les imputan delitos contra la salud pública, pertenencia a organización criminal y contra el medio ambiente. Se han llevado a cabo cinco entradas y registros, uno de ellos Sueca, en los que se han intervenido 1.900 litros de MDMA, 1.000 litros de precursores para producir éxtasis y otros 1.000 litros de residuos químicos.

La investigación se inició a finales del año pasado por agentes adscritos al Grupo de Estupefacientes de la comisaría de Policía Nacional en Benidorm, cuando tuvieron conocimiento de la existencia de un entramado criminal, asentado en la zona mediterránea, que presuntamente se estaba dedicando a la elaboración de drogas sintéticas (cristal) en un laboratorio ubicado en los alrededores del terminado municipal de Sueca para su distribución por toda España.

Tras las averiguaciones de los agentes se pudo obtener la identidad de dos de los miembros del entramado a los que se les pudo realizar diversas vigilancias y seguimientos hasta centrar y ubicar varios inmuebles, entre ellos, una casa de campo situada en las inmediaciones de Sueca, donde los investigadores pudieron observar un trasiego inusual del resto de miembros del entramado, así como una serie de hechos que bien pudieran coincidir con las informaciones que dieron origen a la investigación como fuerte olor a químico, transporte excesivo de garrafas de plástico por los investigados, además de que se les pudo ver portando mascarillas tipo industrial cuando accedían y salían de la casa de campo o se cambiaban de ropa después de haber estado en el interior de la misma.

La organización había elegido la ubicación del centro de operaciones de forma estratégica para tratar de pasar inadvertidos, ya que el laboratorio se encontraba en una zona boscosa y montañosa, con caminos de acceso deteriorado y estrechos.

Vigilancias para evitar a la policía y a grupos mafiosos rivales

En el transcurso de la investigación los agentes pudieron comprobar un reparto de tareas bien definido entre los distintos miembros del entramado criminal. Por un lado, uno de los investigados era el que realizaba el traslado del resto de miembros hasta el laboratorio y otro de ellos el que trasportaba la droga desde el laboratorio hasta los lugares de almacenaje “guarderías”, previos a su distribución al comprador final. Otro de los integrantes de la organización ejercía como vigilante de la droga para evitar ser robados por otras redes criminales, otro de ellos, aprovechando que carecía de antecedentes, cedía su documentación para alquilar los inmuebles utilizados y no alertar a la policía y por último, los responsables o cabecillas quienes dirigían la organización.

Todos los integrantes de la organización adoptaban unas fuertes medidas de seguridad para evitar la investigación policial, utilizando múltiples vehículos de diferentes marcas y colores para evitar la vigilancia policial. Los 1.900 litros de sustancia sintética, MDMA, transformada a su estado sólido (cristalización) hubiera alcanzado un peso final de 2.185 kilogramos y dada la cantidad de la droga, los investigadores sospechan que pudieran estar suministrando el estupefaciente a otros países europeos. Tras ser puestos a disposición judicial cuatro de los arrestados han ingresado en prisión provisional.

Arrollar a los agentes y persecución

Durante la investigación, el pasado día 17 de enero, los agentes decidieron dar el alto a dos de los investigados que, a bordo de uno de los vehículos utilizados para transportar las garrafas de plástico, procedían a abandonar el presunto laboratorio. En ese momento y al verse sorprendidos, los dos investigados aceleraron bruscamente con la intención de atropellar a los agentes que tuvieron que lanzarse a la cuneta para evitar ser arrollados. En ese momento se inició una persecución que acabó con la detención de ambos ocupantes y con la intervención de dos garrafas de 5 litros cada una, que posteriormente se comprobó que contenían anfetamina, procediéndose a su detención y a la precipitación de la fase de explotación y al resto de detenciones y registros domiciliarios.

Finalmente fueron doce los varones detenidos y cinco los registros practicados, cuatro en la localidad de Altea y un macro laboratorio en las inmediaciones del término municipal de Sueca, donde se intervinieron un total de 1.900 litros de MDMA (conocido como cristal o éxtasis), 1.000 litros de acelerantes y precursores para elaborar más anfetaminas y 1.000 litros de residuos químicos, un alambique de grandes dimensiones, decantadores, tornos, fogones, probetas, básculas de precisión, equipos de protección individual, entre otros elementos dedicados a la elaboración y almacenaje de la droga y sus precursores.

Dada la magnitud del material intervenido y la complejidad de la maquinaria encontrada en los registros, los agentes fueron asistidos por agentes adscritos a la sección de sintéticos de la Brigada Central de Estupefacientes de la Comisaría General de Policía Judicial. Además debido a la peligrosidad de las sustancias se solicitó la colaboración del Grupo TEDAX-NRBQ de la Brigada Provincial de Información de la Jefatura Superior de Valencia y el Grupo de Inspecciones y Muestreo de la Comisaría General de Policía Científica.

Arrojaban las sustancias químicas sobrantes al campo

En el transcurso de la diligencia de entrada y registro en el laboratorio de Sueca, los agentes pudieron observar como todas las sustancias químicas sobrantes de la preparación de la droga sintética eran desechadas por unos tubos que salían hasta el exterior y acababan vertidas en el campo con el consiguiente daño ambiental, por lo que también han sido imputados como presuntos responsables de un delito contra el medio ambiente.