SENTENCIA

Absuelto el fotógrafo acusado de violar a una modelo de 18 años tras posar desnuda

El relato de la denunciante, desvirtuado por testigos y varias grabaciones, "no ha sido enteramente fiable, convincente ni coherente", según la Audiencia de Madrid

La joven se quedó a dormir en casa del hombre tras los hechos y, 15 días después, envió dos vídeos sin ropa y masturbándose a su supuesto agresor, señala el tribunal

Audiencia Provincial de Madrid.

Audiencia Provincial de Madrid. / CASO ABIERTO

Un fotógrafo acusado de agredir sexualmente a una estudiante y modelo de desnudos en un piso del centro de Madrid ha sido finalmente absuelto, según ha podido saber CASO ABIERTO, el canal de investigación y sucesos de Prensa Ibérica. La Audiencia de Madrid ha dado la razón al hombre, que defendió desde el principio que las relaciones fueron consentidas y, en su sentencia, a la que ha tenido acceso este medio, hace suyos los argumentos de su abogado, Jaime Campaner.

La joven, que entonces tenía 18 años, denunció que el hombre, de 32 y que goza de cierta popularidad en el sector por las fotografías que realiza con Polaroid, la había violado tras una sesión en la que ella accedió a posar desnuda en su casa. La chica relató además una segunda agresión, que habría ocurrido 18 días más tarde, en una discoteca, donde asegura que fue víctima de tocamientos por parte del fotógrafo. La Fiscalía y la acusación pedían para él 7 años de cárcel.

"Me grabó con su móvil"

"Supe por una amiga que era fotógrafo y estaba preparando un proyecto, yo me había trasladado a Madrid para estudiar y había posado como modelo de desnudos. Le empecé a seguir en Instagram y quedamos la mañana del 28 de octubre de 2018 en su casa".

El tribunal destaca que la joven denunció un año después de los hechos y lo hizo después de que el fotógrafo la demandara por llamarlo "follógrafo" y "violador" en redes sociales

Una vez allí, "firmé un documento de cesión de derechos de imagen, me desnudé e hicimos las fotos en el salón". Según su relato, "cuando me fui desnudando me decía 'muestra lo que tienes', hacía sonidos y me empezó a grabar con su móvil personal". A mediodía el fotógrafo y la denunciante hicieron un descanso en la sesión y se marcharon a comer juntos. En aquella comida, él le "sonreía y la grababa", lo que ella interpretó como "una cercanía demasiado rara" por su parte. A pesar de ello, aceptó regresar al piso para hacer más fotografías.

"Contra la pared"

Entonces, según declaró, la joven le pidió al hombre que se quitara la camiseta y se tumbara en el suelo para que ella le tomara algunas imágenes, según explica porque le "gustaban los tatuajes" del fotógrafo. "Yo estaba desnuda, solo vestía las bragas, así que fui al baño a ponerme algo y, al volver, él se había quitado la camiseta y el pantalón y se había quedado en calzoncillos tumbado en el suelo".

La mujer asegura que el hombre "empezó a tocarme las piernas mientras hacía fotos. Yo expresé que me sentía incómoda, pero él me seguía tocando y se acercaba para besarme, yo no le dijo que no pero mi actitud era de que no quería, a mí me asqueaba la idea, él no me atraía".

Añade que el fotógrafo la puso "contra la pared", comenzó a besarla y le pidió que le hiciera una felación: "me cogió la cabeza y apretó fuerte, me hizo vomitar". Después, la penetró vaginalmente. Tras dormir juntos, a la mañana siguiente, él le dijo "que no se enamorara de él porque era mayor y que quería repetir pronto", le dio un abrazo y se despidió, señala.

Indefensión aprendida

Según argumenta, mientras ocurrían los hechos, ella "entró en estado disociativo y comenzó a aceptar la situación", un argumento en el que su psicóloga ahondó durante el juicio celebrado el mes pasado en la Audiencia de Madrid, al afirmar que la chica reaccionó ante la agresión con "indefensión aprendida", un mecanismo de defensa presente en muchas víctimas de delitos sexuales que ante el miedo se bloquean y se comportan de manera pasiva. Pero el tribunal que ha juzgado el caso no lo ve igual.

"No se puede concluir que no hubiera consentimiento. La declaración de la denunciante no ha sido enteramente fiable, convincente, coherente, firme y persistente en los elementos de la imputación". Es la conclusión del tribunal, compuesto por dos juezas y un juez.

Alto contenido sexual

De acuerdo con la sentencia, "los actos (de la denunciante) posteriores a estos hechos (la supuesta violación) ponen en duda la credibilidad de su versión y en concreto de la ausencia de consentimiento al mantener las relaciones sexuales. Se quedó a dormir en la misma en la cama con el acusado y se marchó a la mañana siguiente. Pudiendo apreciar un testigo, compañero de piso del acusado, que ciertamente estuvo en la casa (aunque no se vieron) y no apreció gritos o situaciones violentas". Ese testigo declaró que escuchó "corretear" a una chica en el piso "riendo y sacando fotos".

Además, la joven "reconoció que en días posteriores tuvieron intercambio de mensajes". En concreto, admitió que le mandó dos vídeos de "alto contenido sexual", en los que ella aparece "desnudándose y tocándose", 15 días después de la presunta agresión. Esos mensajes fueron aportados como prueba por la defensa del fotógrafo y expuestos en el juicio, que los magistrados valoran así: "Tales mensajes y grabaciones son lo suficientemente explícitas para cuestionar los hechos que mantiene".

"Me rompió el pantalón"

La denunciante aseguró en el juicio que se comportó así porque hasta el momento de la segunda agresión, que habría tenido lugar el 15 de noviembre de 2018 en una discoteca del centro de Madrid, no fue consciente de lo que había ocurrido. Pero su explicación ha resultado insuficiente para el tribunal.

"Relata que el acusado iba borracho o drogado y se comenzó a acercar y estuvo súper insistente, que el acusado la estuvo manoseando y la grabó, señaló que a sus amigas las acercaba para que se besaran, y que se acercaba a ella, la apretaba" e incluso llegó a "agarrarla y romperle el pantalón"

"Situación aceptada"

Sin embargo, "como se ha podido comprobar al visualizar las imágenes de lo ocurrido en la discoteca, existieron los tocamientos, pero no se aprecia violencia en tal hecho (...) . No consta que se denunciara a nadie del establecimiento, no se tiene constancia de la causación de lesiones, pudiendo concluir en que se trataba de una situación aceptada", concluye la sentencia.

Por último, los magistrados destacan el hecho de que la joven tardara un año en denunciar los hechos y que solo lo hiciera, como ella misma reconoció, cuando el fotógrafo interpuso una demanda contra ella por atentar contra su honor, después de que esta publicara varios mensajes en su contra en Facebook, Instagram y Twitter, en los que lo llamaba "follógrafo" y "violador".