Homicidio

El detenido por matar a uno de sus asaltantes en Valencia guardaba droga y dinero en la caja fuerte

El arrestado por el homicidio de la calle Ruaya de Valencia reconoce que tenía pequeñas cantidades de cocaína en su domicilio, pero alega que era para consumo propio

El joven murió desangrado al seccionarle la femoral uno de los machetazos

Ignacio Cabanes / Teresa Domínguez

El hombre detenido este Viernes Santo por matar a machetazos a un joven de origen argelino que entró en su domicilio en Valencia, junto a otros dos presuntos cómplices, encapuchados y simulando ser agentes de la ley, en lo que todo apunta que fue un ‘vuelco’ frustrado cuando trataban de apoderarse de la droga que el propietario del inmueble presuntamente guardaba allí, regresó ayer por la mañana al escenario del crimen. El grupo de Homicidios de la Policía Nacional, que investiga lo ocurrido, trasladó al arrestado a primera hora de la mañana de ayer a su domicilio de la calle Ruaya de Valencia para proceder a un registro más en profundidad del inmueble y aclarar con la presencia del presunto homicida aquellas posibles dudas sobre cómo se produjo el asalto y posterior muerte de uno de los asaltantes.

El objetivo de los presuntos delincuentes, que irrumpieron en el inmueble al grito de: "¡Abre, policía!", era el contenido de la caja fuerte, según escucharon varios testigos. En el interior de la misma, los investigadores han encontrado, además de dinero en metálico, pequeñas cantidades de cocaína que el detenido por el homicidio ocultaba allí. El presunto homicida ha alegado ante la policía que dicha droga era para consumo propio y niega que se dedique al tráfico de drogas al menudeo.

No obstante y aunque carece de antecedentes penales por delitos contra la salud pública, según los testimonios recabados, el ahora arrestado llevaba más de diez años sin trabajo conocido y solía recibir en su domicilio ‘la visita’ de posibles compradores. La finca cuenta con un videoportero que le servía así como filtro para evitar visitas inesperadas como la ocurrida el pasado viernes a las tres de la tarde.

La comisión judicial del Juzgado de Instrucción número seis de Valencia, en funciones de guardia de incidencias (aunque la causa la lleva el Juzgado número cinco) acudió al domicilio, situado en un octavo piso del número 18 de la calle Ruaya de Valencia, a las diez de la mañana de ayer. Ya en el rellano, un gran charco de sangre reseca daba muestras de la brutalidad del ataque.

En el registro domiciliario los agentes de la policía científica tomaron nuevas muestras a las ya recabadas durante la inspección técnico policial de la tarde del crimen. Asimismo, intervinieron al menos un rifle de aire comprimido, entre otros efectos.

¿Hubo defensa propia o una reacción desproporcionada?

La clave del caso estará en determinar si F. V. V. P., de 60 años, actuó en defensa propia o si hubo una desproporción entre el ataque que estaban sufriendo él y su pareja, que también se encontraba en el inmueble y fue retenida por uno de los asaltantes, y el método empleado para defenderse.

Según ha podido saber este periódico, la víctima, un joven de unos 20 años y con antecedentes por delitos menores, falleció desangrado por las lesiones realizadas con un arma blanca de gran tamaño, una de las cuales le seccionó la femoral, según el resultado preliminar de la autopsia, realizada ayer en el Instituto de Medicina Legal de Valencia.

La policía ha intervenido en el registro de la vivienda un rifle de aire comprimido

Los tres asaltantes portaban el rostro oculto con pasamontañas y se identificaron inicialmente como policías. Al parecer, entraron en la finca aprovechando un momento en el que la puerta del patio estaba abierta y subieron hasta el último piso, donde comenzaron a llamar insistentemente al timbre. El propietario les recibió ya armado con un machete y dos de ellos huyeron al ver que la situación se había descontrolado, mientras que el tercero se metió en una habitación con la mujer del detenido, exigiéndole que abriera la caja fuerte.

Durante ese enfrentamiento inicial, los asaltantes le fracturaron la nariz de un puñetazo al hombre, que posteriormente se revolvió y acabó con la vida del único de los tres que permanecía en la casa tras asestarle varios machetazos en el pecho y en la ingle.