«Si en tenis ya está todo visto, abramos el resto de sentidos». Con este código samurai como baluarte que recuerda sus orígenes japoneses, el ´blind tennis´ ha aterrizado en Valencia. Sound Tennis, la primera escuela española de tenis para invidentes, se ha erigido sobre la capital del Turia y suma siete meses de arduo entrenamiento para consolidar una potente cantera con la que emprender el camino hacia la competición internacional. En este tiempo, el primer grupo de intrépidos alumnos ha derribado todos los prejuicios y estos pioneros jugadores ya esgrimen con firmeza sus raquetas para domar la bola.

Francisco Verdú y Fernando Ortega, dos valencianos entregados al tenis y toda una vida de dedicación a este deporte, conocieron esta peculiar modalidad nacida en Asia en un viaje a Singapur. Tras la conmoción por su nuevo descubrimiento se fraguó la idea de importar a España esta disciplina que aspira a convertirse en paralímpica y que en los últimos cuatro años ha visto crecer exponencialmente sus seguidores alrededor de todo el mundo.

«Estuvimos un año preparando la planificación deportiva y una metodología de trabajo propia inspirada en las reglas y formas de juego que aprendimos en Singapur y Japón», Verdú recuerda los inicios de Sound Tennis, que hoy por hoy representa a España en los congresos internacionales que se organizan para potenciar y normativizar este incipiente deporte.

Por el momento la escuela valenciana es la única del país, pero pretende convertirse en el epicentro de una catarsis expansiva y tejer una importante red de escuelas por todo el territorio nacional. Una realidad que ansía materializarse: «Sound Tennis nace como la plataforma necesaria para el desarrollo de este deporte en España, nuestro objetivo es instaurar el blind tennis en todo el país y conseguir que llegue al mayor número de jugadores posibles», sentencia con contundencia Verdú.

Solo de esta manera, las competiciones nacionales serán posibles y con un equipo fuerte podrá crearse una selección que comparezca en las cada vez más frecuentes citas internacionales de este deporte, que ya se extiende por todos los continentes y se ha instaurado en más de quince países.

De momento, los primeros jugadores que componen Sound Tennis se dedican a consolidar su técnica y a hacer exhibiciones por toda la geografía española. «La verdad es que está teniendo muy buena acogida», asegura Verdú, que presume orgulloso de la invitación del equipo al próximo Open 500 de Valencia.

Además, Sound Tennis también viajará en los próximos meses fuera de las fronteras españolas para disputar los campeonatos de Corea, Japón -cuna del tenis para ciegos- y Londres, que celebra el torneo más importante fuera de Asia, a los que han sido invitados.

El ´blind tennis´ aún no cuenta con patrocinadores, su crecimiento corre a cargo de sus fundadores y la inestimable colaboración de la Federación.

El sonido también juega en la pista

El blind tennis es muy similar al tradicional, solo se adaptan algunas de sus reglas a las características que definen a los jugadores. Existen tres niveles según el grado de ceguera: B1, jugadores con una visibilidad nula o inferior al 10%; B2, resto visual entre el 10 y el 50%, y B3, jugadores con ceguera parcial y un resto visual superior al 50%.

Los partidos pueden jugarse en modalidad de individuales o dobles, en la que uno de los componentes de la pareja debe tener visión completa. Debido a las condiciones de juego y las características de los jugadores, normalmente se juega en interior o en pistas protegidas de ruidos

y viento.

La pelota, de espuma, guarda en su interior cinco pequeñas bolas de plomo que le aportan la deseada condición sonora que orienta a los jugadores tras cada golpeo para enfocar sus raquetas hacia la bola y teledirigirla al campo rival. En lo que a competición se refiere, el formato es el mismo que en el tenis tradicional y dependerá de cada evento. Será aceptado cualquier formato aprobado por la ITF. El objetivo es que esta modalidad del tenis se aproxime lo máximo posible al tradicional deporte, añadiendo únicamente modificaciones esenciales.