La tenista rusa Varvara Gracheva se adjudicó la cuarta edición del BBVA Open Ciudad de Valenciatorneo ITF 60.000 que se disputa en el CT Valencia en tierra batida, tras imponerse en la final a la alemana Tamara Korpatsch por 3-6, 6-2 y 6-0, en 1 hora y 51 minutos de juego. La joven tenista de 19 años suma así su quinto título de la temporada, todos ellos en tierra batida, y se muestra infalible en las finales, ya que ha ganado todas las que ha disputado esta temporada.

En frente, tenía a la tercera cabeza de serie del torneo, que también había ganado las dos finales jugadas este año. Korpatsch se llevó el primer set, pero en el segundo, una bola que protestó muchísimo y que le impidió empatar a tres juegos fue decisiva para la suerte del partido. La alemana, que estaba firmando una gran final, se desconectó del partido por completo y no volvió a ganar un juego, cediendo ocho consecutivos y regalando el título a Gracheva.

Arrancó muy bien el partido la joven jugadora rusa, imponiendo desde el fondo de la pista un juego muy agresivo, que le permitió ponerse por delante con 2-1 y 'break' a su favor. El gran tenis de Gracheva fue contrarrestado poco a poco por el paciente juego de la alemana, que buscó romperle el ritmo con dejadas y muchas bolas altas. Le funcionó al táctica a Korpatsch que fue sacando del partido a Gracheva. Sus golpes dejaron de ser tan certeros y comenzó a errar tiros y a desesperarse en la pista. El bajón de concentración de la rusa lo aprovechó la alemana para apuntarse la primera manga por 6-3.

El segundo set comenzó con una nueva rotura a favor de la tenista de Hamburgo que parecía que iba poner más nerviosa a Gracheva, pero la rusa se rehizo y encadenó tres juegos. Korpatsch entró en el cuerpo a cuerpo, en el intercambio de goles y ahí la rusa se sentía cómoda, en su hábitat. En el sexto juego, una bola muy protestada por la alemana, que supuso el 'break' y el 4-2 para Gracheva, le descentró, le señalaron un 'warning', se salió mentalmente del partido y dejó en bandeja el segundo set a su rival por 6-2.

El descanso para ir al cuarto de baño no sirvió para que Korpatsch limpiara su cabeza. La consistencia que había demostrado en el arranque del partido desapareció. Gracheva se dio cuenta de que su rival atravesaba un grave bache anímico y no desperdició el regalo. Le endosó un demoledor 6-0 y se llevó la final.