Extraña situación la que le ha tocado vivir al exjugador del Valencia Basket, y ahora en los Brooklyn Nets de la NBA, Justin Hamilton. El ala-pívot ha jugado esta pasada madrugada uno de sus mejores partidos de los últimos meses, con 16 puntos, cinco rebotes, dos tapones y dos triples; y según el New York Post hay una razón para esta mejora. Y no es otra que el hecho de haber recuperado la visión tras dos semanas 'medio ciego'.

Hamilton es un fijo en la rotación del entrenador Kenny Atkinson desde el principio de la temporada, con sus altibajos en cuanto a minutos jugados e importancia, pero a mediados de diciembre tuvo que ausentarse de un partido contra los San Antonio Spurs. El motivo oficial, unas migrañas que llevaban molestándole varios días. Al final, tuvo que perderse cuatro partidos más.

Lo raro es que los médicos de los Nets no encontraban el motivo de las migrañas y estas no cesaban. Sin embargo, al final encontraron la solución. El problema que atormentaba a Hamilton y que le producía estos dolores de cabeza que le impedían jugar estaba en sus ojos. Concretamente en sus lentillas.

"Empecé a darme cuenta cuando sufría las migrañas y estábamos intentando averiguar qué las producía. Al final descubrimos que era mi visión. Tratamos entonces de encontrar una solución y finalmente la encontramos justo después de un partido contra Cleveland el 23 de diciembre. Para el día de Navidad tuve finalmente el tratamiento correcto para mis ojos", confiesa Hamilton sobre el difícil proceso que vivió hace unas semanas y cómo unas lentillas nuevas fueron la solución.

Antes de encontrar el problema, Hamilton había anotado 8 de 31 lanzamientos de tres puntos intentados, un 25 por ciento muy alejado de su habitual puntería. Después de cambiarse las lentillas, en sus últimos cuatro partidos, suma un 8 de 14 para un 57 por ciento, mucho más acorde con su potencial.

"No podía ver nada. Todo estaba borroso. Veía algo de cerca, pero poco más", asegura Hamilton, quien trata de encontrar explicación a cómo surgió este problema. "No sé por qué me pasó. Llevaba un año y medio usando esas lentillas sin problema. Luego, no sé si porque mis ojos cambiaron o algo, dejé de ver. Al final tuve suerte de encontrar la solución y que no fuera algo peor. Terminó siendo fácil de arreglar y ahora ya estoy perfectamente", confiesa Hamilton, quien trata de encontrar su hueco en la NBA después de un gran año en el Valencia Basket.

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