El Valencia Basket estará este lunes en el sorteo de la Copa del Rey de Vitoria como cabeza de serie y además por la puerta grande después de superar en La Fonteta al Movistar Estudiantes por 93-85. Un partido complicado, trabado durante muchos minutos, pero en el que los taronja supieron aguantar la presión para comenzar a decantar la balanza a partir del tercer cuarto. Hasta ese momento, tocó sufrir y mucho ante un rival que jamás arrojó la toalla pero que acabó sucumbiendo ante el mayor potencial local.

Arrancó el Valencia Basket con buenas sensaciones, sobre todo en ataque, donde bajo la batuta de Antoine Diot el equipo encontró la manera de golpear con una alta efectividad la canasta rival (15-8; min. 6). Los puntos de San Emeterio, Dubljevic y Sikma permitían a los locales dominar el marcador con solvencia y controlar el ritmo del juego. También luego con Vives, cuya conexión con Slava Kravtsov les dio la máxima renta en esos minutos (23-13; min. 8).

El Estudiantes, con Edwin Jackson como única referencia (11 puntos en el primer cuarto), se veía incapaz de contrarrestar la pegada taronja. Aún así, lo siguió intentando hasta que llegó su oportunidad en el último minuto del cuarto (27-18; min. 9). Ahí llegaría un parcial final de 00-4 y una jugada que marcaría la remontada posterior. Y es que a falta de cinco segundos para la conclusión del cuarto, y tras pedir tiempo muerto Pedro Martínez para preparar esa última jugada, Omar Cook se anticipó a Vives, asistió a Jackson y éste estrechó el cerco sobre los valencianos (27-22; min. 10).

Esa canasta, culminada en mate por el escolta colegial, dio alas al Movistar Estudiantes y desembocó en los minutos siguientes en un terrorífico parcial de 9-21 (36-39; min. 17). El Valencia Basket acumulaba un error tras otro en ataque y lo que es peor, había desaparecido casi por completo en tareas defensivas ante la segunda unidad del equipo madrileño. Dato importante e impensable antes del arranque del choque. A Pedro Martínez no le quedó otra que parar el partido en busca de soluciones. El equipo se puso las pilas bajo su aro y, aunque no logró darle la vuelta al luminoso antes del descanso, al menos consiguió frenar parcialmente la sangría (41-44; min. 20).

Como era previsible, tras el paso por los vestuarios el encuentro no dio un respiro. A Pedro Martínez no le tembló el pulso a la hora de dar la responsabilidad y los minutos a los hombres más 'metidos' en lo que había que hacer en la pista para ganar. Los locales, conscientes de lo complicado de la situación y la trascendencia del choque, dieron un paso al frente. Sin embargo, las alternancias en el luminoso fueron constantes en un inicio. Poco lo importó al Valencia Basket, que ahora con las ideas más claras y liderado por Luke Sima, comenzó a abrir una pequeña brecha en el electrónico (66-57; min. 27).

El gran trabajo del ala-pívot norteamericano, con tres robos casi consecutivos, dieron la posibilidad a los de La Fonteta se plantarse en el último acto nuevamente con todo a favor para llevarse la victoria. Y más tras el triple sobre la bocina de Sam Van Rossom (74-64; min.30). No hubo sobresaltos en esta ocasión. El Valencia Basket aprendió de los errores de los últimos compromisos y supo mantener bajo control a su rival hasta el minuto cuarenta. Al margen de la victoria, la mejor noticia de un partido en el que, con la baja por gripe de Oriola, se echó de menos una mayor aportación de Will Thomas, completamente desaparecido. Afortunadamente, Dubljevic, Kravtsov y sobre todo Sikma estuvieron a la altura de lo que requería de la pintura el encuentro.