A la espera de que concluya 2019, Valencia Basket se recuperó de una dinámica negativa que arrastró hasta mediados de noviembre. A pesar de la derrota del pasado jueves en Milán, las conclusiones que se pueden sacar del equipo son positivas. El conjunto taronja recondujo una situación adversa cuyo destino era quedar fuera de la Copa del Rey y no luchar por el Top8 en la Euroliga. Así lo reflejan los últimos resultados de los de Jaume Ponsarnau. En el último maratón de partidos, Valencia BC ganó tres de cuatro. Un hecho impensable cuando superadas las diez jornadas, tanto en la competición doméstica como la continental, el cuadro valenciano solo había conseguido sumar un triunfo lejos de La Fonteta. Ahora, Valencia Basket depende de sí mismo para llegar a Málaga 2020, mientras que en Europa perdió la oportunidad de dormir en puestos de playoffs. No obstante, las sensaciones en el Mediolanum Forum fueron de una plantilla que pudo ganar pero que aún está en proceso de adaptación física para competir en dos torneos con alto nivel de exigencia. Una evolución que echando la vista atrás es de clara mejoría.

Un mensaje que suele transmitir Ponsarnau en las ruedas de prensa es que si este equipo quiere ser de Euroliga tiene que aprender a jugar partidos en menos de 48 horas. Es lo que hay. Estar entre los mejores del continente significa tener unas condiciones físicas que permitan mantener la regularidad con dicho ritmo de encuentros.

El último ejemplo fue esta semana, quizá el más duro en lo que llevamos de campaña. Cuatro partidos en seis días y con el condicionante de compensar los malos resultados al inicio de temporada.

Tres de cuatro

La nota de Valencia Basket podría ser de notable por los tres triunfos previos a Milán. El arranque de este maratón empezó con el estreno vencedor en cancha ajena en Europa, frente a Zalgiris. Luego, los taronja afrontaron dos duelos en La Fonteta cosechando otro par de victorias.

El primero ante un contrario teóricamente fácil como Movistar Estudiantes, mientras que el examen ante Kirolbet Baskonia era un reto mayor -rival en la lucha por los playoffs continentales-.

Solo la derrota ante AX Armani Milán -con San Emeterio, Sastre y Vives en València-evitó el sobresaliente. Sin embargo, la falta de eficacia en el aro se puede achacar a la poca capacidad física del equipo en este tipo de calendarios.

La próxima carga de partidos similar será en marzo. Será ahí cuando Valencia BC demuestre o no que quiere ser equipo de Euroliga -aunque no debe dejarse triunfos por el camino-. Entre el 28 de febrero y el 5 de marzo, los taronja jugarán otros cuatro choques -Fenerbahçe, Burgos, ASVEL Villeurbanne y Olimpia Milán-, tres como local.

Asimismo, entre el 20 y 26 de marzo, Valencia Basket repetirá en número de duelos y días -Zalgiris, Iberostar Tenerife, Real Madrid y Alba Berlín-. Un reto para el que los de Ponsarnau deberían estar preparados tanto por la ambición del club como por haber demostrado que las malas rachas están para cortarlas, por ejemplo, encadenar victorias en Liga Endesa o Euroliga, o hacer de La Fonteta un fortín.