El Valencia Basket cosechó su segunda derrota de la temporada en un partido muy espeso y en el que prolongó las preocupantes sensaciones que está dejando su juego en este arranque de temporada. De hecho, siempre fue a remolque de un Coosur Real Betis que supo jugar mejor sus bazas y dejar sin argumentos colectivos a los taronja durante prácticamente los cuarenta minutos.

Con un ritmo tedioso y muchos errores en ambos conjuntos arrancó un partido en el que el Valencia Basket jamás logró encontrar su lugar. Ante las bajas de Joan Sastre y Vanja Marinkovic, Jaume Ponsarnau introdujo juntos de inicio a Van Rossom y Hermannsson. Al base islandés, precisamente, le tocó bailar en defensa con la más fea. En este caso, James Feldeine, una auténtica pesadilla para los taronja y la que ni él ni hombres más especialistas como Vives lograron frenar en toda la primera mitad (18 puntos al descanso).

El equilibrio en el marcador en esos primeros instantes era tan solo un espejismo con un Valencia Basket siempre a remolque y sin buenas sensaciones en la pista (11-11; min. 6). La falta de claridad ofensiva, siempre a merced del ritmo marcado por el Betis, no mejoró tampoco con las primeras rotaciones. Por entonces los 7 puntos de Van Rossom daban el oxígeno necesario para impedir que los locales tomaran distancia. No duraría demasiado.

Cuatro puntos consecutivos de Harrow abrieron las primeras rentas (18-13). La respuesta llegaría de la mano de Prepelic y Vives, pero sin un juego consistente que la apoyase. Una buena acción de Niang, junto con un triple sobre la bocina del primer cuarto de Borg, instauraron la máxima renta hasta ese momento para los de Curro Segura (23-18; min. 10).

El segundo acto apenas varió la decoración. El Valencia Basket no terminaba de sentirse cómodo en el encuentro, tampoco defensivamente, donde Feldeine encontró un oasis en el que poder desplegar su mejor versión. También Almazán. La cosa comenzaba a ponerse muy seria en el San Pablo (33-26; min. 14). Fue el momento de la irrupción de Louis Labeyrie.

El ala-pívot francés emergió desde las profundidades de un mediocre juego colectivo para, con 11 puntos y 14 de valoración al descanso, mantener a flote a los de La Fonteta. Con todo, al descanso la desventaja se mantuvo en cinco puntos (47-42; min. 20). Un botín no demasiado importante para el Betis teniendo en cuenta lo poco que había mostrado el Valencia Basket hasta ese instante.

Pero el cuadro andaluz todavía reservaba una sorpresa más para la reanudación. Cuatro puntos consecutivos de Campbell y Ndoye elevaron su renta hasta los nueve (51-42; min. 21), lo que llevó a encender todas las alarmas en el equipo de Ponsarnau. Dubljevic y Hermannsson recortaron diferencias de inmediato (51-47; min. 22), aunque ese pequeño 'arreón' se quedó nuevamente sin continuidad. El interruptor al que muchas veces se refiere Ponsarnau no terminaba de encenderse en el Valencia Basket, y eso era cada vez más sinónimo de complicaciones.

Así lo entendieron los taronja, que ante la falta de frescura en su juego se pusieron el mono de trabajo para, desde la defensa, intentar cambiar el rumbo del encuentro (56-56; min. 26). Aguantó la acometida, y sin demasiados problemas, un Betis que cada vez veía más factible la victoria ante un rival que seguía a años luz de su mejor nivel (65-60; min. 30).

Tras la lesión de Niang después de golpearse el pómulo con el codo de Labeyrie, Ndoye recogió el testigo en la pintura para destrozar la canasta taronja ante la impotencia de Mike Tobey (74-68; min. 34). Dos triples de Enechionyia y un 3+1 posterior de Feldeine mantuvo las rentas en un choque en el que el intercambio de canastas no servía para nada al Valencia Basket (81-73; min. 35).

Los de La Fonteta estaban, ahora sí, heridos de muerte. Y más cuando Campbell elevó todavía un poco más la renta hasta los diez puntos (83-73). Ahí acabó todo para el Valencia Basket, más allá de que, ya a la desesperada, intentase maquillar un resultado a todas luces justo después de lo visto sobre la cancha.

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