El Valencia explotó en su última visita a La Catedral. Así de grande era su enfado. No aguantaba más. "Estamos destrozados", decía Nicolás Otamendi. El escandaloso arbitraje de Fernando Teixeira Vitienes la temporada pasada en San Mamés provocó indignación en el club. Los jugadores se marchaban de Bilbao impotentes, rabiosos y desconsolados. Nuno Espirito Santo y Amadeo Salvo no pudieron contenerse. El entrenador y el entonces presidente de la entidad alzaron la voz contra al estamento arbitral. No era para menos. También el valencianismo. La afición clamaba justicia. "Sin vergüenza", titulaba la crónica de SUPER. Fue un 9 de abril. Con el equipo en plena lucha por los puestos de Champions. Aquella noche el árbitro cántabro no quiso que el Valencia ganara al Athletic. Y lo consiguió para la desesperación de todos. Expulsó injustamente a Otamendi y al filo del final del partido, cuando más duele, concedió un gol ilegal a Aduriz. ¡Atónito se quedó el Valencia! El argentino vio la roja por llegar antes a un balón que San José y el exvalencianista marcó en claro fuera de juego. Todavía escuece.

Medio año después, el equipo regresa al escenario del ´crimen´. Aquel atropello arbitral pudo costarle al Valencia la clasificación para la Liga de Campeones. La tercera plaza se alejaba y el Sevilla se ponía a tiro de un partido. Por suerte, el vestuario se levantó a solo ocho partidos del final del campeonato. Ahora el escenario es diferente. Queda un mundo de Liga por delante, pero el equipo viene de remontar una situación delicada con crisis de juego y resultados y lo que menos necesita es un contratiempo externo similar. El vestuario dirá públicamente que está olvidado. También el entrenador, pero la profesión va por dentro. Lo sentirán. Lo pensarán. Cuidado con San Mamés. El encargado de impartir justicia esta vez será el catalán Estrada Fernández. Un árbitro, de momento, no sospechoso. Ha dirigido 19 partidos del Valencia con diez victorias, tres empates y seis derrotas. La temporada pasada dirigió el Deportivo-Valencia (0-3), el Valencia-Real Sociedad (2-0) y Valencia-Eibar (3-1). Es sus manos y, sobre todo, ojos está que no se repita la historia.

Nuno no se mordió la lengua. Señaló a la Federación. "Siento una tal indignación que me hace pensar demasiadas cosas en este momento. Si hay alguien que quiere que el Valencia no consiga sus objetivos se equivoca. Si piensan que nos frenan yo les digo que no. No nos van a frenar". Tampoco se calló Salvo. "Teixeira debería pedir perdón. La actuación del colegiado creemos que no está al nivel ni es digna de los 22 deportistas ni del deporte español ni de la liga. La jugada del gol es inadmisible en un deporte tan profesional como el fútbol en el que nos jugamos tanto". Por si fuera poco, Teixeira se reafirmaba en el acta arbitral. Como decía la portada de SUPER, "Además de malo, ¡mentiroso!". Las reacciones no se hicieron esperar. El Comité de Árbitros denunció a Salvo y Nuno por las declaraciones, Competición y Apelación ratificaron la roja y Javier Tebas, el que faltaba, quiso llevar la portada de SUPER al Comité de AntiviolenciaComité de Antiviolencia. De locos. Pese a todo, el valencianismo no se rindió. Rufete, entonces Mánager General, apeló a la unidad ante el trato injusto sufrido. "Siempre lucharemos por defender nuestro escudo". Club, plantilla y afición se hicieron fuertes frente al abuso. El Valencia sobrevivió a aquella derrota y acabó cuarto. Que nadie vuelva a ponerse ahora en el camino del Valencia.