Corta, recupera, marca la línea por posición, impone su juego aéreo, desparrama personalidad y mueve el balón con sentido, aunque no es un organizador. Ignacio Camacho es uno de los centrocampistas defensivos más importantes de LaLiga. Así lo dice su rendimiento y su trayectoria en el Málaga. El paso del mediocentro por Mestalla pondrá el foco sobre el centro del campo. Primero, por la prueba que supone para la sala de máquinas valencianista. Segundo, porque los responsables deportivos estuvieron muy pendientes de su situación en verano, hasta que chocaron con las elevadas pretensiones económicas del club andaluz (18 millones de euros de partida). Su nombre estuvo en la agenda, como Amadou Diawara. Por todo lo que ofrece y por su especialidad (sobre todo), Camacho es el tipo de centrocampista que se echa de menos en la plantilla. Finalmente, se apostó por Mario, se mantuvo la confianza en Enzo y Fuego fue prescindible. Camacho tuvo línea continua, de nuevo entre los mejores recuperadores del campeonato (superado por Illarra y Marcos Llorente), número uno en las grandes ligas europeas por intercepciones y con un promedio de duelos áreos ganados por partido superior al de ‘animales’ como Aduriz, Raúl García, Godín o N’Zonzi. El efecto que producen los valencianista es menos cristalino. Enzo (baja por lesión) tiene más recorrido, no es tan posicional. El manual de Mario tampoco tiene ese desarrollo. Camacho, limitado a la hora de construir, no alcanza la función de Parejo en el pase o la de Medrán, que tiene otro ritmo, otras constantes vitales. El contexto es perfecto para reivindicarse. El macho alfa del Málaga es una especie de Albelda y una de las claves para empezar a ganar el partido es borrarlo del mapa.

La sensación es una: si Camacho está bien, el equipo está bien. El medicentro marca la temperatura y es la pieza fundamental de la resistencia. Líder auténtico, capitán y autoridad dentro del vestuario, ya son casi siete temporadas completas las que ha vivido en La Rosaleda y se le nota hecho, maduro a sus 26 años. Ha vivido la Champions, los años de vino y rosas con el Jeque y la recesión que ha llevado al club a una posición más natural. El Málaga compite por la zona tranquila; si acierta mucho, puede pelear por Europa y si se equivoca un poco, puede sufrir en la zona baja. Después de ese camino, Camacho parecía destinado a dar un salto. La afición tenía previsto agradecerle el compromiso y los servicios prestados, el director deportivo Francesc Arnau estableció un guión sin su presencia (sufragar los fichajes con su venta) y el movimiento de Al-Thani comprando el 100% de sus derechos -tenía una parte ‘cedidos’ a un fondo de inversión- advertía de un traspaso. Sin embargo, no se dieron las condiciones. Se habló mucho y sólo se concretó una oferta del West Brom inglés (15 millones para el Málaga y una ficha tres veces mayor para el jugador), que no se cerró... Aunque el mediocentro estuvo vendido dos horas. ¿Cosas de Al-Thani?

Camacho siempre ha dejado claro que para salir de La Rosaleda tendría que llegar una buena oferta del extranjero o un gran proyecto desde LaLiga... Cuestión no sencilla. Camacho supone un contrato alto y una inversión potente para todos los equipos de LaLiga, menos para tres. La apuesta también advertía algún riesgo como su continuidad física -tras superar varias lesiones- o la adaptación en rol al Valencia, una camiseta con un peso tremendo, capaz de devorar a cualquiera. Ahora, el Málaga negocia -poco a poco- para mejorar su contrato y elevar su salario hasta el primer escalón de la plantilla. Lógico. Camacho siempre ha dejado claro que seguir no era un trauma. Todo lo contrario. Esta feliz en la ciudad, se siente muy identificado con el club y con la afición, para la que es un ídolo total. Tiene retos pendientes -como el Mundial de Rusia- y el club tiene margen de crecimiento.

Todavía no está a tope

La situación se ha estabilizado, pero toda esa incertidumbre produjo una pretemporada atípica y un inciso de dudas. Camacho todavía no está a tope físicamente y se nota, pese a presentar un rendimiento objetivo espectacular. El mediocentro arrancó no tan firme... Aunque va a más. El cambio de Javi Gracia por Juande Ramos se sintió, como las lesiones de sus compañeros en el eje del centro del campo. Con Recio se entiende a la perfección, pero está fuera de combate. Lo mismo que Kuzmanovic, fichaje con el que también encajó cualidades rápido. La mezcla con Pablo Fornals va a fuego lento. El castellonense (con buenas condiciones) es más centrocampista ofensivo que mediocentro y se siente en el peso de la medular. El Valencia debe cortar esa sensación de progresión y aprovechar el momento. Medrán, Parejo y Mario deben ser más que Camacho y Fornals, ágil con balón pero tibio en la construcción cerca de la base, cuestión que el ‘seis’ tampoco garantiza si el adversario se emplea a fondo sobre su figura. Así lo hizo el Depor la semana pasada y el Málaga sufrió para dominar. Durante un buen tramo, los gallegos eliminaron al capitán blanquiazul, trabajaron sobre Fornals y presionaron alto a los centrales. Durante muchos minutos, el Málaga fue un equipo con problemas de autoridad para construir, atacar bien y defender con solidez. La ausencia de Sandro puede brindar una solución: Juanpi puede ayudar desde la mediapunta. El Valencia tienen que trabajar para romper el equilibrio.