Bordalás y Gayà piden un "último esfuerzo"

Charla en Paterna después del mazazo en Sevilla. El entrenador y los capitanes mentalizan al grupo para levantarse, no dejarse llevar y mantener en LaLiga el nivel de la final

Una imagen de la charla de Bordalás en la vuelta al trabajo

Una imagen de la charla de Bordalás en la vuelta al trabajo / LAZARO DE LA PENA

Andrés García

Andrés García

El Valencia volvió al trabajo después de la cruel derrota contra el Betis en la final de la Copa del Rey. José Bordalás y sus jugadores se reencontraron en la ciudad deportiva de Paterna todavía con las secuelas de una fatídica tanda de penaltis que tardarán en olvidar. Se notó en las caras de los futbolistas a su llegada a las instalaciones a primera hora de la mañana.

La decepción y la tristeza inundó el rostro de todos. Los dos días de desconexión no fueron suficientes para ‘resetearse’ mentalmente y coger fuerzas para lo que resta de campeonato. El impacto fue muy duro, había muchas esperanzas depositadas en la final, y la realidad es que el equipo regresó al trabajo cabizbajo y con la sensación de no haber superado todavía uno de los episodios más tristes y más crueles de sus carreras deportivas.

La Cartuja ha dejado huella. Esta vez para mal. Ayer todo eran caras largas. Como largo se puede hacer el último mes de temporada sin opciones europeas vía LaLiga. El Valencia se lo jugó todo a una carta y perdió abriendo una herida que todavía no se ha cerrado y que el vestuario tiene la obligación de que no vaya a más. Por muy difícil que sea el equipo tiene que mirar adelante. Bordalás y los capitanes lo saben y ya han lanzando un mensaje al grupo: «Hay que animarse, hacer un último esfuerzo y hasta el final ir a por todas». 

El entrenador y los capitanes no han esperado ni un día para ejercer de psicólogos y levantar el ánimo de un vestuario que está tocado. Hubo charla en el césped antes de ponerse a prepara las últimas cinco jornadas de LaLiga contra Levante, Athletic, Betis, Espanyol y Celta de Vigo. Bordalás reunió a sus jugadores antes de comenzar el entrenamiento y animó al equipo a no lamentarse por lo que sucedió en Sevilla, levantarse rápido y sobre todo mirara hacia delante y acabar la temporada «el mismo nivel competitivo de la final» porque la gente estaba «orgullosa».

Una dirección a la que Bordalás ya señaló en la dura rueda de prensa minutos después de perder la final. «Hay que mirar al presente, ahora volvemos a competir en LaLiga y hay que intentar sumar el mayor número de puntos para quedar lo más arriba posible», decía en La Cartuja. Ese mismo mensaje es el que hizo llegar a la plantilla ayer en el día uno después de la final.  

Si hemos llegado a la final como equipo hay que acabar la temporada como equipo

El gran problema es que el escenario hasta el 22 de mayo no invita al optimismo. El equipo está a diez puntos de la séptima plaza que ahora mismo ocupa el Villarreal y solo quedan quince puntos en juego. Aspirar a una plaza europea, aunque no está descartado de forma matemática, es prácticamente imposible. Tampoco ayuda que el futuro de la mayoría de la plantilla esté en el aire. Empezando por el propio entrenador. A Bordalás le queda un año de contrato, pero a nadie escapa que las diferencias con la propiedad son evidentes y que existe una cláusula de escape cada vez más habitual en los contratos de Meriton con sus entrenadores.

El drama es que también los capitanes José Luis Gayà y Carlos Soler (acaban contrato en junio de 2023) se encuentran en una situación de incertidumbre similar, así como los jugadores cedidos. 

Los capitanes son los primeros afectados, pero también son los primeros conscientes de la peligrosidad que supondría dejarse llevar hasta final de temporada.

De hecho, ya han comenzado a trabajar en ese sentido. Los jugadores importantes ya han comenzado a pedir a sus compañeros un «último esfuerzo». La única lectura positiva en clave interna de la final de Copa (si es que existe) es que el Valencia se reivindicó como equipo y demostró de lo que puede ser capaz si saca rendimiento a sus armas.

Los capitanes Gayà, Soler, Paulista y Jaume quieren que el equipo no se traicione a sí mismo y ya trabajan para ‘enchufar’ a los jugadores, acabar con el orgullo intacto y, aunque no sea fácil, dar valor a este tramo final de temporada sin objetivos deportivos. La consigna de los capitanes es acabar la temporada siendo un equipo. «Si hemos llegado a la final como equipo hay que acabar la temporada como equipo».

Es una de las frases que se ha escuchado de puertas para dentro en el vestuario. Uno de los jugadores que más está remando en esta dirección es Jaume. Acabar lo más arriba posible de la tabla, más allá del pellizco económico que supondría para el club, es una necesidad para la salud mental de un equipo y una afición que no se merecía un final tan cruel como el de Sevilla. El objetivo en clave interna es acabar la temporada respetándose como equipo y siendo una «familia», más allá de los intereses personales, como desde el primer día.  

Hay que mirar al presente, ahora volvemos a competir en LaLiga y hay que intentar sumar el mayor número de puntos para quedar lo más arriba posible

No es casualidad que Bordalás empezara el entrenamiento de ayer con un abrazo colectivo de todos con todos. Es algo que el técnico hizo a principio de temporada para consolidar el concepto de «familia» en el vestuario. «Somos una familia y las familias se abrazan», les dijo. El entrenador supo desde verano que construir un bloque fuera y dentro del campo iba a se clave esta temporada.

Detrás de aquella divertida iniciativa había un mensaje serio al grupo: la unión tenía que hacer la fuerza. La temporada así lo ha demostrado. Bordalás rescató ayer los abrazos. Mantener la unidad en este mes de competición va a ser clave para, por los menos, acabar con la cabeza alta. Las secuelas de la Copa son anímicas. El parte de guerra físico, de momento, ha respetado al Valencia.

El equipo volvió ayer al trabajo en Paterna con la única ausencia de Gonçalo Guedes. El portugués, baja ante el Villarreal, jugó la final entre algodones con una contractura en las cervicales. Maxi y Lato, al margen.