¿Y si en el Valencia no estaban todos locos ni tontos?

Entiendo al Valencia y entiendo a Paulista, pero me pongo del lado de Baraja

Girona FC - Valencia CF

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Toni Hernández

Toni Hernández

¿Y si Peter Lim no estaba loco del todo y el Valencia no iba completamente perdido? Y cuidado, aviso a aquellos que sólo leen el titular y la primera línea de los artículos: no me sean vagos y lleguen hasta el final aunque, como de costumbre, ya hayan decidido colgar del palo mayor al autor. Quien quiera ver una defensa del máximo accionista que lo haga, curado de espanto me hallo, pero considero que hay cuestiones que debemos observar con calma y analizar, a ser posible, sin hachas en la mano. Pero insisto, leamos y pensemos aunque ya hayamos llegado a conclusiones preconcebidas. 

«El Valencia es un club desastroso y sin un plan económico». La frase la podemos tomar como textual o, en su defecto, muy aproximada al sentir general. Tanto da. El caso es que esta frase puede representar un resumen bastante fidedigno de la realidad que palpamos y de la sensación que tenemos. De ahí no voy a sacar nadie, por lo que en absoluto pretendo convencer a ningún valencianista de que piense de otro modo. Simplemente quiero hablar de lo que les pasa a otros que, compitiendo con las mismas reglas que nosotros, se las están viendo muy negras para salir adelante. 

Hasta ahora algunos de estos casos eran ejemplos de gestión deportiva y económica, el cual es el aspecto que quiero resaltar. Aunque para nada pretendo que se entienda esto como una crítica, pues no lo es, porque yo no soy nadie para criticar estas cuestiones. El actual modelo económico de la Liga (se ha ido cambiando en los últimos meses), basado en abrir la puerta a inversores de fuera, no se puede sostener. Si bien, por otra parte, que la patronal del fútbol español haya abierto la mano no nos puede sorprender, porque entre España e Inglaterra, por ejemplo, la diferencia era poco menos que abismal. Pero obviemos esta circunstancia y vayamos a la dura realidad que se observa.

Lo estamos viendo con el Barcelona, que apostó todo a una fórmula que no permitía el fallo en el verde. O con el Sevilla, que tiene sueldos que no puede mantener. O con el Villarreal, que ha tenido que vender activos para no tener problemas. O con el Betis, que anda buscando financiación de forma desesperada desde hace meses. O incluso con el Atlético de Madrid, que vive en el alambre y que ha visto la salvación en un mega crédito de un fondo de inversión. 

Todos ellos eran proyectos que lucían y que han estado muy por delante de nosotros desde 2020, y que ahora se ven en una tesitura muy compleja. En algún caso hasta extrema. Estos proyectos debían de ser nuestro espejo y, de hecho, cuando se decía, era muy posible que así fuera. Pero ahora mismo su realidad no es mejor que la nuestra. Aunque lo más curioso no es eso, al menos para el que escribe, sino el hecho de que están aplicando, en su gran mayoría, las mismas fórmulas que usamos nosotros; algo que me llama poderosamente la atención… aunque no por el hecho en sí sino porque nadie diga una sola palabra sobre ello. Bajas a jugadores, traspasos a diestro y siniestro, fichajes en formato de cesión, recorte de gastos por todas partes, un puesto en la clasificación lejos del objetivo deportivo en la mayor parte de supuestos…

No voy a justificar a Peter Lim en nada. Incluso cuando las medidas que se toman son extremas, y aunque estas estén justificadas, se deben explicar de forma abierta. Pero si todo el mundo ha terminado haciendo lo mismo es que igual aquí no había ningún tonto al volante. Dicho lo cual, sigo pensando lo mismo del máximo accionista, que quede claro. Nadie me va a convencer de que al señor Lim le importa el Valencia; porque hechos son amores. Pero igual de cierto es que, cuando miro a mi alrededor y a la evidencia, no me queda otro remedio que hacerme preguntas.

Una última cosa sobre el mercado de enero: quiero ver cómo termina, porque hacer cualquier valoración antes, y más este año, creo que puede ser muy precipitado. ¿Que falta poco? Lo suficiente para que ocurran cosas que nadie piensa que puedan suceder. Entiendo lo que ha hecho el Valencia con Paulista. Entiendo a Paulista. Pero yo me pongo del lado en este caso de Baraja, que es al final el que debe lidiar con todo lo que pasa, decidido por unos y por otros. No soy partidario de hablar de Europa, porque como dice el Pipo, puedes perder la perspectiva.

El movimiento de la propiedad no hace pensar en que eso esté en su cabeza, al menos si no pasan más cosas de aquí a mañana. Y eso es duro. Porque Rubén quiere un Valencia grande, estar arriba, y eso, como dijo esta misma semana, «para eso el propietario tiene que estar en la misma línea y ambición: de querer mejorar al equipo».

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