Emery va a esperar hasta el último momento a Jérémy Mathieu. El francés se ha convertido en los últimos años en la mejor arma contra el Barcelona y el técnico sabe que eso bien vale una espera. A pesar de las décimas de fiebre que le acompañaron en la primera hora de la mañana, el jugador no se cayó de la lista de convocados, viajó con el resto de compañeros a Barcelona e incluso se entrenó al ritmo de todos en las instalaciones del Barça. Su evolución es favorable y tanto el jugador como el cuerpo técnico confían en que esté disponible.

La intención es contar con él. De no ser así, se habría dado por imposible su participación y se le habría recomendado reposo domiciliario. El francés pasó buena noche. A pesar de las décimas de fiebre que le acompañaron desde la noche hasta la mañana, el francés pudo conciliar el sueño durante muchas horas. «He dormido mucho, mucho», decía Mathieu con una pequeña sonrisa. Unai se informó del estado del jugador a primera hora de la mañana en la Ciudad Deportiva de Paterna para ver si caía de la lista de convocados. No hizo falta.

Minutos más tarde, antes de subir las escalerillas del avión, Unai y Mathieu mantuvieron una charla. «¿Cómo estás, Jérémy?», le preguntaba Unai. «Bien, un poco de dolor en la cabeza, pero mejor», asentía el jugador. «Vamos a ver, poco a poco vas a ir mejor, ¡pero abrígate, que llevas muy poca ropa», le decía Emery. Así era, a diferencia de Jordi —con el cuello tapado con un anorak negro—, Mathieu llevaba exclusivamente un chándal. El francés demostró estar hecho de hierro. Por eso se confía más todavía en su recuperación milagrosa. El jugador reposó en el hotel, se medicó y por la tarde completó el entrenamiento con total normalidad. Los médicos recomendaron que lo hiciera porque sudar era una buena forma de eliminar toxinas. En función de su evolución de hoy se tomará una decisión definitiva, pero ni el jugador ni Emery saben que Mathieu ha venido a Barcelona a pasearse.

Jordi Alba está más débil

Se da la paradoja de que los médicos veían ayer a Mathieu más fuerte que el propio Jordi Alba. El catalán ha sufrido un proceso gripal mucho más duro, su cuerpo se ha debilitado más que el del francés y, aunque ayer entrenó, sus posibilidades de jugar son menores. Juegue quien juegue, lo cierto es que Unai tendrá que esperar hasta hoy para decidir. Las gripes se han convertido en un azote del equipo. Hasta el punto de que hay verdadera ´psicosis´ en el vestuario. Carcedo, por ejemplo, le decía en broma a Rami que el podría ser el siguiente en caer.