La eliminación de la Supercopa de España a manos del Real Madrid sigue grabada a fuego en la piel de los jugadores del Valencia CF. Ya no por el resultado. Sobre todo por las formas. No fue el equipo reconocible al que aficionados, futbolistas y cuerpo técnico se habían acostumbrado en el último año. «Nos ha faltado estar más activos», dejó caer Albert Celades en rueda de prensa sin querer hacer sangre. «Hay que apretar más, nos ha faltado personalidad», señaló Gabriel Paulista. «No hemos competido, no hemos estado a la altura, el primer gol es un fallo de concentración de todos», reconocía Cheryshev.El sorteo de Copa del Rey coincidió con algunos jugadores en el vestuario. La sesión había comenzado a las 11:00. Nadie celebró que había tocado la UD Logroñés, ya se sabía que esperaba un Segunda B, lo que sí se escuchó fue alguna voz recordando que hasta el equipo riojano puede plantarles cara si el Valencia no es el Valencia. Por mucho que sea de inferior categoría. «¡Si jugamos como el otro día no ganamos a nadie, eh!». Ellos mismos lo saben. No pueden volver a traicionarse a sí mismo como en Jeddah. Se paga.

Albert Celades y sus jugadores han empezado a respetar a la UD Logroñés desde el minuto uno y eso no hay mejor síntoms que ese. Es uno de los códigos del fútbol. De eso sabe mucho el embajador del Valencia Ricardo Ariase eso sabe mucho el embajador del Valencia Ricardo Arias. El exjugador, representante del club en el sorteo, también habló en esa misma dirección. «El Valencia ya ha sufrido en sus carnes lo difícil que es enfrentarse a equipos de Segunda B. Hay que tomárselo en serio.Sufrir sufrirás igual. Hasta que no des un golpe encima de la mesa y demuestres tu superioridad. Si no te lo tomas en serio sufrirás. Hay que guardar respeto a la competición y al rival porque no hay rival fácil. El Valencia está obligado a ir ahí, demostrar que es el campeón y su superioridad». Preguntado por el ambiente del vestuario declaró: «Están contentos, pero también preocupados porque saben que tendrán una eliminatoria difícil». Recuperar el ADN competitivo es la clave.