Para el Leganés, seguro. Para el Valencia puede que también. El de esta tarde en Butarque es un «partido vital», y así lo reconoció Voro el entrenador de los blanquinegros, en la rueda de prensa previa a esta trigésimo sexta jornada de la Liga. El final se aproxima, hasta el punto de que en una semana el torneo marcado por el coronavirus, como tantos otros en el mundo del deporte, pasará a la historia con más pena que gloria. Solo quedan nueve puntos en juego. Todo es oro y nada debe perderse en la última recta del camino, si lo que se quiere es terminarlo pellizcando un poco de honra y millones de euros, ganándose una plaza en la próxima edición de la Liga Europa.

La imagen del Valencia CF en toda su dimensión. No solo la de los once -o dieciséis, si es que Voro decide agotar los cinco cambios que el reglamento permite en esta etapa poscuarentena- que se enfunden la camiseta blanquinegra, sino en especial la del club y sus dirigentes después de la caótica gestión deportiva iniciada allá por septiembre con la destitución de Marcelino, un técnico con detractores y defensores, pero que apenas unos meses antes había hecho al Valencia volver a grabar su nombre nuevamente entre los campeones para festejar su centenar de años.

Dani Parejo, Cillesen, Maxi Gómez, Guedes, Kondogbia o Gabriel Paulista, con el asesoramiento técnico de Voro y Chema Sanz, tienen por delante el reto de sortear el fracaso de los fracasos. Un nuevo año sin Europa en el reinado sin el pueblo de Meriton Holdings, iniciado a finales de 2014 con la compra de la mayoría accionarial. Curiosamente, pocos meses antes el Valencia había acabado el curso 13/14 fuera de cualquier competición europea. Fue la primera vez en todo el siglo XXI, aparte de la triste Intertoto 2005. Después vino el regreso a la elite con los 77 puntos de récord con Nuno Espírto Santo, sí. Y otros dos años de apagón. Sin Europa. Sin gestión. Sin nada. Y luego, el acierto de traer a Alemany y Marcelino. Hoy el Valencia compite en Leganés por tres puntos que hagan creíbles las opciones de escapar de otro año de oscuridad y de las consecuencias de no ver ni un mísero euro en concepto de ingresos por competición europea, ya de por sí suficientemente trágicas apartados de la Champions.

El Valencia necesita aferrarse a esa vida en Europa, al prestigio de la competición y al rédito -entre 15 y 20 millones- que dejaría un buen papel en el segundo torneo de la UEFA Contando con tres puntos en el bolsillo, dentro de unos días en Mestalla, frente a un Espanyol descendido, otros tres este domingo en Leganés serían prácticamente un bocado mortal a unos rivales que no están tampoco para tirar cohetes. Llegados a este punto, con la lista de pretextos desbordada, poco importan las lesiones de Rodrigo o Gayà para no volver de Butarque con la decimocuarta victoria de la temporada. Delante de un modesto Leganés, que en invierno vendió a Braithwaite y En-Nesyri y que ahora llora la lesión de Óscar, presentarse allí con nombres como los de Maxi Gómez, Guedes, Ferran Torres, Soler o Kang In tiene que ser más que suficiente para ganar sin complicarse la existencia contra el equipo con menos gol de todos los de Primera.

«Todo los equipos dependen de sí mismos. Nuestro planteamiento es ir partido a partido sabiendo que el de Butarque es vital... no sabemos los puntos que nos hacen falta porque todos los encuentros de la Liga están muy igualados. Nos centraremos en Leganés porque son tres puntos fundamentales, y los números ya nos dirán más adelante si podemos lograr el objetivo o no», dice Voro. «Vital» en todos los sentidos. Si el Leganés no gana será prácticamente carne de Segunda. Al Valencia, por su parte, le urge sumar los tres puntos para rebasar ya a una Real que no puede ni con su cuerpo ni con su alma, o seguir metiéndole presión, como al Getafe, con vistas a la penúltima jornada del próximo jueves. Un mal resultado, por contra, podría ser tan grave como alejarlo todo de nuevo tan cerca del final, o hasta readmitir en la carrera a un Athletic, en buena forma, que este domingo se enfrenta al Levante.

El calor como enemigo extra

Esta tarde en Butarque, donde el calor atacará a los dos equipos con altas temperaturas, el desequilibrio de los jugadores de ataque blanquinegros, Guedes entre ellos, será clave para facilitar la conquista de los tres puntos. El luso apunta al once. A la hora del partido, las previsiones dan todavía temperaturas por encima de los 30 grados.