La pasada jornada, con su ausencia frente al Alavés, quedó en evidencia que la lesión de Maxi Gómez en el encontronazo con Marcelo que derivó en el segundo de los tres penaltis que convirtió Carlos Soler. El delantero uruguayo ha mejorado considerablemente del dolor, hasta el punto de que este viernes mantiene opciones de regresar a la convocatoria para el partido contra el Atlético. Sin embargo, esta mejora no es óbice para que los galenos del club continúen muy pendientes de la rodilla de Maxi

Esta semana Maxi se ha unido progresivamente al trabajo con el grupo, si bien apenas ha podido completar una sesión con el grueso de los compañeros. Además, con el condicionante de que este jueves el contexto anti-Covid-19 obligó a un entrenamiento atípico e individualizado donde el uruguayo no pudo seguir probando en grupo. El viernes, técnicos, galenos y el propio jugador tendrán que decidir en función de sus sensaciones en la rodilla hasta qué grado fuerzan el regreso del atacante internacional.

La seriedad del encontronazo en la rodilla comenzó a evidenciarse con la baja instantánea del futbolista en la concentración de Uruguay para los partidos contra Colombia y Brasil, clasificatorios para la Copa del mundo Catar 2022. De hecho, Maxi hubiera acudido con su selección de haberse tratado solo de un simple dolor en la rodilla. Casi en paralelo, el Valencia emitió un parte médico sobre el estado físico del futbolista tras la lesión ante el Real Madrid. «El jugador Maxi Gómez se retiró del encuentro ante el Real Madrid por un fuerte traumatismo en su rodilla derecha, que le obliga a necesitar tratamiento médico hasta mejoría clínica», decía el texto médico del Valencia CF.

La recuperación comenzó con tratamiento fisioterapéutico y ejercicios que, poco a poco, permitieron al jugador trabajar sobre el césped. Aunque, dos semanas después de la lesión, el uruguayo se cayó del partido ante el Alavés al no haber podido hacer ni un solo entrenamiento con el grupo ni tampoco tocando balón con normalidad. El dolor en la articulación se multiplicaba cuando el pie derecho impactaba con el esférico.

Durante la presente semana el dolor ha mermado y Maxi ha podido entrar en contacto con el balón, además de probarse con los compañeros. Aun así, los riesgos no han desaparecido del todo. La rodilla sigue bajo la lupa de los doctores, y este viernes Javi Gracia, el jefe de los servicios médicos, López Mateu, y el propio Maxi deben tomar la decisión de si la rodilla ya está para competir... y para cuánto tiempo sobre el campo en contacto con un rival como el Atlético.

El compromiso de Maxi invita a pensar que pueda estar en la lista de convocados con el propósito de ayudar al equipo en un partido grande. Cómo se sienta en este último entrenamiento marcará buena parte de la decisión sobre si su regreso es efectivo esta semana o, por contra, se espera al Eibar.