Han pasado ya nueve años de ese gol de Iniesta que nos otorgó un título Mundial y esa fecha es imposible de olvidar y es interesante que la recordemos, como un gran homenaje perpetuo, año tras año a lo largo de toda nuestra vida. Tuvo que ser ese genio de Albacete el que marcara ese gol definitivo que le dio el título a España y el que subió para siempre en nuestra vidas el nombre de Iniesta al Olimpo de los Dioses. Recuerdo ese gol como si fuera ayer, yo estaba preparado para escribir una crónica en este nuestro diario para acompañar a un experto mundialista como es Gauden Villas en las páginas de nuestro entrañable SUPER. Y resultó del todo inolvidable. Ese pase rumbo a Iniesta, esa cara de emoción del redactor Vicente Linares al que tenía al lado pegadito a la tele, y esa alegría desbordante que acompañó ese disparo de Iniesta de todos los que sentimos que el fútbol es algo nuestro. Significaba un título Mundial para la selección española contra Holanda en un partido que quedará para siempre grabado en nuestra memoria por los siglos de los siglos. Fue algo memorable y la alegría se apoderó de todo un país... del país entero digo. Y esa explosión que vivimos hace ya nueve años es imposible de olvidar e imposible de archivar en la historia de los grandes sucesos pasados.

Ese triunfo épico de España sigue ahí, sigue de alguna forma en mi casa casi a diario, y representa lo máximo que puede soñar cualquier aficionado al fútbol de cualquier parte del mundo mundial. Fue algo increible y un lujazo inmenso para una nación que siente el empuje del fútbol de una forma singular y casi al unísono. La fiesta fue brutal, tan brutal como la inmensa alegría que se repartió por cada rincón de nuestra geografía. Pero yo ahora, pasado el tiempo, pienso en un pueblo manchego de la provincia de Albacete, me centro en Fuentealbilla y disfruto cada año con ellos ese golazo de Iniesta que sirvió para que todo un país se diera un abrazo inmenso de pura satisfacción.

Y los que vivimos el fútbol de alguna forma como nuestro trabajo diario debemos, o tenemos la obligación, de hacer un parón en esta celebración previa al primer décimo aniversario de un triunfo semejante, para darnos cuenta de como ha cambiado todo y de como se escribe la historia con renglones torcidos la mayoría de las veces. Nueve años no son apenas nada para el mayor hito de nuestro deporte favorito, de nuestro querido fútbol patrio, y todo queda grabado con ese disparo de Iniesta, ese derechazo cruzado e imparable que nos hizo saltar a todos de una alegría inmensa el día que España, por primera vez en su historia, se proclamaba campeona del mundo en un torneo que jamás olvidaremos. Hoy, por tanto, nuestro homenaje a un futbolista honrado como Iniesta y de alguna forma también para todos sus compañeros que lograron esa gran gesta. Fue un día inmenso. Para recordar siempre jamás.

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