Brauli Ortega nunca imaginó que su pasión por la dolçaina iba a tener un impacto de dimensiones tan grandes. Valenciano de la cabeza a los pies, no entendió los motivos por los que sintió que se encontraba en busca y captura. «Todo el mundo me decía por Facebook que me estaban buscando. No hice nada malo como para que estuviera en esa situación», aseguró. Sin embargo, su asistencia al encuentro contra el Granada le catapultó a ser tendencia en el Ciutat de València por un gesto que surgió desde la espontaneidad, pero que provocó que Orriols retumbase de emoción. Nacido hace 72 años en Massarrojos, pero con el corazón en Ruzafa al tratarse del barrio donde desarrolló toda su vida laboral, y disfrutando de la tranquilidad en Bétera tras más de tres décadas de trabajo en su taller de tapicería que presumía de lucir un ‘Macho Levante’ en la puerta, Brauli Ortega encandiló a su afición interpretando el himno del club levantinista con la dolçaina. Un acto que no solo cautivó a los presentes en el Ciutat, sino que encendió a un público que, hipnotizado por la interpretación, estaba eufórico al ver a su equipo tumbar a un rival directo como el Granada. Motivo, además, por el que se animó a tocar el himno granota. «Primero toqué ‘La manta al coll’, pero como a la gente le gustó y pidió otra, decidí tocar el himno. Al final hay una nota aguda que, si la fallas, estropeas toda la canción. Pero salió bastante bien y todo el mundo lo cantó. Fue un momento muy emocionante», dijo Brauli en Superdeporte, en medio de un almuerzo en Bétera que, para el tapicero, es sagrado y donde su ‘cremaet’, con poco café, es totalmente inamovible.