Después de tantos días de confinamiento, el riesgo de estar expuestos demasiado tiempo a teléfonos, tablets, o videojuegos, aumenta. Sobre todo entre los más pequeños. Aunque también es verdad que este mes en casa nos ha servido para recuperar los juegos de siempre, los de toda la vida. Juegos que dormían en estanterías o trasteros son ahora los que mueven nuestro día a día. Y sí, jugar en casa mola, como dicen los más peques. Y quizá de aquí salgan nuevos olímpicos, nuevos Rocky o nuevos creativos. Lo que es seguro es que, jugando, hemos ganado más amor.