Éver está encontrando la regularidad que nunca tuvo y por la que tanto se la ha criticado justamente. El buen momento personal por el que atraviesa, unido a su estado físico y, sobre todo, la confianza que Ernesto Valverde ha depositado en él, ha convertido al argentino en una garantía. Lejos de ese futbolista intermitente que aparecía en un partido y, de repente, desaparecía al siguiente. ¿Será una constante en su futuro? Todavía es pronto teniendo en cuenta su curriculum de antecedentes. De lo que no hay duda es que está en el buen camino. Ayer volvió a demostrarlo en Vallecas.

Banega ha encadenado cinco partidos al máximo nivel contra el Espanyol, Málaga, Real Sociedad, Osasuna y Rayo. Buena parte de la culpa de ese rendimiento lo tiene la felicidad personal que traslada al campo. Igual de importante está siendo la figura del Txingurri. El técnico no solo le ha dado confianza. También le ha buscado una ubicación en el terreno de juego „de mediapunta con dos mediocentros por detrás de él que le eximen del trabajo defensivo más exigente„ que le va como anillo al dedo. Desde ahí, está brotando su mejor fútbol. Con asistencias e incluso con goles, como ante el Málaga y Osasuna. Ayer no marcó, pero estuvo cerca. Y es que, es tal la confianza de Éver que se atreve con lo que nunca hizo, buscar la portería. Ayer probó en dos ocasiones. Es el mejor Banega de la temporada. Éver ha regularizado la felicidad. ¿Por fin?