Con Fernando Hierro de cabecilla de obra, en las últimas semanas se viene colocando la alfombra roja para que Jesús Navas haga su entrada triunfal en la selección española. Reuniones en Córdoba, llamadas, pactos y comunicados. Vicente Del Bosque dará el lunes una lista de convocados para los amistosos ante Argentina y Austria en la que, tras la que se ha montado/organizado entorno a Navas, la noticia sería la no convocatoria del hispalense. La presencia de Navas, lógicamente, condiciona la posible vuelta de Pablo Hernández a la selección española, aunque el castellonense no tira la toalla porque quiere seguir pensando que a la «selección se va por méritos, no por campañas».

Pablo Hernández confía en que el criterio de Vicente Del Bosque siga siendo el mismo de siempre, el deportivo, tanto si es para llamarle a él o para en su defecto citar a Jesús Navas, de quien no niega «que es un excelente futbolista». Del Bosque, en principio, tiene previsto convocar sí o sí a Navas. El seleccionador, ahora que el sevillano se ha colgado el cartel de seleccionable, quiere verle convivir en una concentración para calibrar si ha superado los problemas de ansiedad que en años anteriores le causaba estar varios días fuera de casa. Pablo, que aún con la presencia de Navas tiene opciones de entrar en la lista por las lesiones de jugadores como Santi Cazorla o Marcos Senna, defiende, eso sí, su candidatura para ir con España.

«Tengo la ventaja de que me llamó para estar en la Copa Confederaciones, me conoce, sabe como entreno y trabajo», apunta un Pablo quien respecto a la posible convocatoria de Navas opina lo siguiente: «Están jugando sus bazas, aunque la última palabra la tiene siempre el seleccionador, Navas lleva tiempo sin ir por presuntos problemas psicológicos y ahora parece estar recuperado, no depende de mi ni de Navas, lógicamente si dependiera de mi el elegido sería Pablo». Esta frase, con mueca incluida, precede a una denuncia que hace el castellonense. «Personalmente no me gustaría que desde mi club se hiciera una campaña para que fuera a la selección como se está haciendo en Sevilla, eso se tiene que demostrar en el terreno de juego y luego el seleccionador llamará a quien quiera por los méritos de cada uno, no por hacer una campaña o porque el presidente de un club le meta presión».

Sin obsesionarse

Pablo, todo sea dicho, está tranquilo. Lo está por su rendimiento y por su forma de entender las llamadas de la selección. «Son un orgullo, pero no una obsesión. Mi única obsesión es hacerlo bien con el Valencia, lo de estar luego con la selección es una ilusión, un objetivo pero no una obsesión». Dicho esto, el lunes, la solución al enigma Navas. Un día antes, mañana, una reválida para el Valencia, partido en Mestalla contra el Zaragoza.

Reválida doble, porque tan importante es quitarse el mal sabor de boca que dejó el empate ante el Slavia de Praga como reencontrarse con la victoria en Mestalla, donde el Valencia no gana en Liga desde hace tres jornadas. Como bien dice Pablo, el resultado del pasado jueves en la Euroliga «jode bastante, pero no queda otra que levantarse». Y es cuando aparece el Zaragoza en escena. «Este partido lo queremos ganar, en la Liga tenemos un chip positivo y llevamos cuatro partidos sin encajar gol, ganando los dos últimos... nos va bien, aunque tenemos una asignatura pendiente, como es lograr que los tres puntos se queden en Mestalla».