Enzo Pérez está desenjaulado y listo para morder ante el Getafe. El golpe que sufrió en la zona del tendón de Aquiles ante el Espanyol es pasado. El argentino ya entrena con total normalidad y llegará a pleno rendimiento al domingo. Después de una jornada de trabajo en solitario, ayer se unió a la dinámica del grupo y los médicos revisan diariamente el estado de su pierna para asegurarse que estará al cien de sus posibilidades para poder ser titular en Mestalla. Es clave. Su recuperación garantiza una continuidad en el esquema de la reacción que llevó a cabo el equipo la semana pasada en Cornellà ante el Espanyol. Una vuelta a los orígenes que tiene como resultado el dibujo táctico con el que el Valencia alcanzó su velocidad de crucero en el primer tramo de temporada y con el que incluso llegó a convertirse en el líder de la Liga, aunque lo fuese poco tiempo.

Con la baja obligada de André Gomes por sanción -cumple ciclo de amarillas-, Nuno acaricia la posibilidad de repetir la sala de máquinas de la última jornada. Parejo, que está destapando toda su capacidad goleadora, volvería a actuar con el centrocampista argentino por delante de Javi Fuego, que atraviesa un gran momento de confianza. El asturiano está de dulce, ayer realizó un gran entrenamiento en el que marcó un golazo de tacón que dejó boqueabiertos a sus compañeros e incluso se permitió el lujo de hacer una ruleta, un gesto de calidad suprema que no es habitual ni mucho menos en un futbolista como él, que siempre busca un altísimo nivel de eficacia en sus acciones. Javi está enchufado, lo viene demostrando y es innegociable en el esquema del entrenador portugués, que fía la seguridad y el equilibrio táctico del equipo al futbolista. En condiciones normales, siempre será titular.

Un dibujo consolidado

Con el 4-3-3, el Valencia ha demostrado que es un equipo bien empastado, mucho mejor preparado para defender, para robar y para atacar los espacios que con los otros esquemas que ha utilizado el técnico a lo largo de la temporada. Cuestión de eficacia. Un engranaje medido en el que los jugadores se sienten cómodos, tienen tienen los automatismos adquiridos y conocen de memoria el reparto de cuadrantes sobre el terreno de juego y que permite ocupar las bandas, abrir defensas cerradas y evita el embotellamiento que ha padecido el equipo en partidos como el de hace unos días en La Rosaleda ante el Málaga o el del Almería en Mestalla. Si vuelve el 4-3-3, vuelve la identidad y el trazo fino que demostró el equipo a principio de temporada. Con él, Nuno persigue lograr un doble efecto: predisponer al equipo para recuperar mejor el balón y armar el contragolpe de manera más ordenada con un ataque rápido y vertical en el que Piatti y Rodrigo actuarían como extremos y Negredo en el vértice del sistema como referencia ofensiva. Se trata de reforzar el ADN del equipo desde el eje central de una zaga a la que volverá ‘el jefe’ Nico Otamendi y en la que probablemente podría actuar Lucas Orban, que ayer ensayó siempre al lado de su compatriota, y que es el escenario ideal para que los laterales puedan explotar el factor sorpresa, atacar en profundidad y crear situaciones de superioridad en dos contra uno. Precisamente esa es la coreografía preferida de José Luis Gayà y de Pablo Piatti cuando actúan juntos, lo han demostrado partido tras partido y han hecho de la banda izquierda una de las zonas de mayor influencia en el juego del Valencia. Con Enzo Pérez, el Valencia puede darle continuidad táctica al equilibrio.