No recordaba una situación entre el aficionado como la de ahora. Uno lleva ya bastantes años en esto del periodismo deportivo valencianista y ha salido muchas veces en este periódico, y en diferentes radios y televisiones como para que los conocidos le paren y le pregunten. Es habitual y se agradece. Cuando el Valencia CFva bien te dicen algo similar a "Carlos enguany sí que tenim equip", y cuando va mal la cosa es más apocalíptica. Ahora en cambio es diferente, el aficionado de la calle muestra su incredulidad y pregunta, cada uno a su manera, "qué le pasa al Valencia Carlos?". La pregunta encierra la incredulidad antes mencionada pero dice más, dice que ninguno esperábamos estar esta temporada como estamos, y tal y como yo lo veo, eso se traduce en el excelente comportamiento que tuvo Mestalla el pasado sábado durante el encuentro ante el Girona.

Fue paciente y no puso en aprietos al equipo con pitos y broncas mientras perdía 0-1, mostró su desacuerdo con los cambios del entrenador, animó durante el arreón de los minutos finales, y explotó como le dio la gana cuando el colegiado pitó el final y se consumó la derrota. La gente tiene tantas ganas de que esto salga bien, que ha tenido una paciencia bendita. Que cada uno haga lo que considere que nadie soy para decirle al personal cómo ha de comportarse, pero tengo mi libertad para creer que es la receta perfecta para el partido de hoy ante el Young Boys.

Defender a Marcelino

MarcelinoPor otra parte, no deja de llamarme la atención que el Valencia CF ha sumado once puntos de 33 posibles y en la Champions, un rival tremendamente inferior, ni aun poniéndose por delante en el marcador, y haya en la ciudad, el de siempre cuyo nombre no quiero nombrar por decencia moral y salud mental, que llegue a insinuar que los aficionados que están nervios son poco menos que imbéciles y luego presume de que él hace análisis más profundos que no solo se basan en el resultado. Su análisis es casi amenazar a un empleado del club, hacerle la pelota con palabras suaves a Mateu Alemany aun con argumentos estúpidos. Es curioso que diga eso justo unos días después de que buena parte del Santiago Bernabéu pite a Sergio Ramos porque prefería que el penalti que podía sentenciar una victoria muy necesitada para el Real Meseta, lo tirara Vinicius. Sí, en la Cueva de Alí Babá silbaron a Ramos para que le dejara tirar un penalti a Vinicius, pero de los madridistas no se insinúa que sus análisis son simples. Esa es la cuestión.