El verano en Can Barça llegó con la obligación de mejorar la segunda línea de futbolistas, la cual el curso pasado no demostró estar a la altura, y la de firmar jugadores capaces de subir el nivel. Es decir, el mismo trabajo que hace un año y que sin embargo no evitó los problemas en la rotación para un Ernesto Valverde que, a pesar de ese lastre, ganó el doblete. El técnico no quiere pasar por lo mismo este curso y quiere fichajes de renombre y el club ha fijado sus ojos en Rabiot y Willian, pero los días pasan y el club no cierra esas incorporaciones. Igual que hace un año, cuando Verratti y Coutinho eran los principales objetos de deseo.

El centrocampista italiano fue la pieza del dominó que desencadenó todo. El constante interés azulgrana acabó con el cuadro parisino enfadado y pagando la cláusula de 222 millones de euros de Neymar, que puso rumbo a París en busca de un nuevo proyecto y de más dinero. El Barcelona, con la cartera llena, se olvidó de Verratti tras el aviso del PSG y fue a por Seri para el medio y Coutinho para el ataque. Un mes después, y viendo que no cambiaba la situación, acabaron llegando Paulinho por 40 millones de euros y Dembélé por 140. En definitiva, dos jugadores que en principio no entraban en los planes y que se convirtieron en los fichajes más caros del verano para el cuadro azulgrana. Este año la situación está tomando un cariz similar. Se atascan las salidas y se complican las llegadas, sobre todo la de las estrellas. Rabiot está en standby y el Barcelona, que no quiere enfadar al PSG, anda con pies de plomo. Es decir, el interés es real pero no quieren volver a cometer los errores del pasado. El técnico del cuadro galo habló incluso ayer de la posible salida del centrocampista. «En relación a su situación contractual, en última instancia, es quien tiene la última palabra. Todo depende de él. Él debe decidir si sigue con nosotros, si apuesta por nuestro estilo y nuestra forma de jugar o busca otros retos», señaló.

Con Willian, la situación parece más avanzada. El jugador querría llegar a la Ciudad Condal y el Barcelona está dispuesto a poner 60 millones de euros encima de la mesa. Ahora bien, todavía toca negociar con el Chelsea y ahí, Josep María Bartomeu y compañía deben mejorar su modus operandi, horrible hasta la fecha.

Con Hazard la situación también dio un giro. El belga es uno de los deseos de la dirección deportiva azulgrana, pero el atacante quiere firmar por el Real Madrid, del cual estaría cerca. El enésimo golpe desde el Santiago Bernabéu al Barcelona en los últimos años. Ya sucedió con Vinicius, presentado esta semana de blanco, y con Rodrygo, quien continúa en Brasil. Esos tira y afloja con el conjunto de la Castellana han terminado siempre con el mismo final, y es con triunfo de Florentino Pérez. Eso no ha cambiado y Eden Hazard será, salvo sorpresa, el último ejemplo.

Un problema habitual

El Barcelona ha sufrido ese problema desde hace muchos veranos. Una constante. Falta de dinero en caja, mal manejo en la venta de los futbolistas y la presión de acertar con el recambio, sobre todo con el banquillo. En la 2016/17 y la 2015/16, el conjunto culé ya vio como los recambios no iban funcionando y las aspiraciones de levantar la Champions League se iban apagando. Esos problemas están de nuevo encima de la mesa. Y a una semana de entrar en el mes de agosto, el Barcelona se encuentra con poco margen de maniobra y con la sensación de que de nuevo los fichajes dentro del denominado ´Plan A´ pueden fallar. ¿Volverán a fallar en Can Barça?