Kiko Matamoros se pronuncia sobre su ilusión de ser abuelo: "En grande"

Kiko Matamoros

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Kiko Matamoros parece vivir al margen de toda polémica tras su salida de Sálvame. En este momento, se encuentra muy unido a su familia después de años de peleas y discusiones. Parece que el colaborador televisivo y sus hijos, Laura y Diego, han sabido sobreponerse a las diferencias y mantienen una relación estrecha, a pesar de los imprevistos surgidos.

Estas últimas horas el colaborador televisivo hacía una visita especial a sus nietos, a los que asegura querer con locura. Acudió junto a su mujer Marta López, con regalos bajo el brazo: un par de equipaciones del Real Madrid que ambos se pusieron en seguida. Tirado con ellos en el sofá y jugando, Kiko compartió un par de fotografías donde aseguraba que lo estaban "pasando en grande".

Quien también ha compartido una publicación junto a sus hijos es su mamá, Laura Matamoros, que subía orgullosa lo bien que uno de sus pequeños ya leía en inglés.

El que no se encuentra en su mejor momento ahora es Diego Matamoros. El hijo del colaborador tuvo que ser intervenido quirúrgicamente hace poco por una dolencia de la que parece no recuperarse del todo bien. "Las cosas no van como yo querría", anunció en sus redes sociales tras acudir de nuevo al médico.

No obstante, él pone las manos en el fuego por el especialista que le está tratando tras su operación de espalda y e mantiene tranquilo: "para todos los que estáis pasando por algo parecido, más de uno ya le conocéis y también habláis maravillas de él".

La enfermedad de Matamoros

El mismo Diego Matamoros ha confesado que el motivo por el que se produce esa dolencia tan incómoda en la espalda y por la que ha tenido que pasar por quirófano es una enfermedad: la espondilolistesis degenerativa.

¿De qué se trata? Lo que padece el hijo de Kiko Matamoros es una enfermedad crónica y congénita que provoca el desplazamiento de una vértebra sobre otra, bien hacia delante o bien hacia atrás, y que puede incluso a llegar a pinzar algún nervio. Los síntomas más habituales que suele provocar es el dolor en las piernas y los brazos, en los glúteos e incluso la inestabilidad.