Hace mucho que la ciencia tumbó el estigma de la siesta. Numerosos estudios han avalado ya los beneficios que aporta un sueñecito verpertino. Aunque siempre con límites: mejor si son cortas, de entre 20 y 30 minutos. Ese breve descanso se traduce en múltiples ventajas. Estas son algunas de ellas:

1. Previene las cardiopatías

La siesta ayuda a disminuir en un 37 por ciento el estrés y el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Cuando se duerme, se libera, sin embargo, la hormona del crecimiento, antídoto del cortisol, que estimula el sistema inmunológico, reduce el estrés y la ansiedad, ayuda a reparar los músculos y a perder peso.

2. Reduce la tensión arterial

Un estudio del Allegheny College de Pennylvania (Estados Unidos) realizado a 85 universitarios sanos demostró que quienes duermen una siesta ven disminuir su presión arterial y su ritmo cardiaco.

3. Facilita el aprendizaje

Un estudio de la Universidad de Berkeley asegura que quienes duermen la siesta rinden más por las tardes y aumentan en un diez por ciento su capacidad de aprendizaje. El sueño, dicen, permite afrontar nuevos conocimientos y fijar los ya adquiridos. Sería algo así como resetear el cerebro. Por esta razón, el descanso tras el almuerzo aumenta la productividad de los trabajadores y el rendimiento escolar de los niños.

4. Aumenta la concentración

Existen numerosos estudios que demuestran que la siesta contribuye a mejorar cualquier tarea que suponga recordar listas de palabras o de objetos. El sueño facilita el almacenamiento de la memoria a corto plazo y deja espacio para nuevos datos. Durante el sueño, los recuerdos recientes se transfieren del hipocampo al neocórtex, nuestro disco duro, donde se consolidan los recuerdos a largo plazo.

5. Facilita resolver problemas

Robert Stickgold, profesor de Psiquiatría de la Harvard Medical School, descubrió que cuando los sujetos alcanzan la fase REM del sueño (fase de gran actividad cerebral en la que soñamos), les lleva menos tiempo realizar diferentes conexiones entre ideas.

6. Estimula la creatividad

Un equipo de neurólogos de la Universidad de Georgetown comprobó que la siesta aumenta la creatividad o, al menos, estimula la actividad de la zona del cerebro (el hemisferio derecho) que se asocia con esta capacidad.

7. Mejora los reflejos

Un estudio de la NASA a 747 pilotos demostró que aquellos que dormían una siesta diaria de 26 minutos cometían un 34 por ciento menos errores en el trabajo y duplicaban sus niveles de alerta.

8. Mejora el estado de ánimo

La serotonina es un neurotransmisor que regula el sueño, el apetito y el estado de ánimo. Y dormir inunda nuestro cerebro de serotonina, lo que nos proporciona una sensación de satisfacción y bienestar.

9. Favorece la abstracción

Un organismo estadounidense ha estudiado las expresiones faciales de varios niños de 15 meses ante frases que han oído anteriormente. Los niños que durmieron la siesta aprendieron una oración y su relación con otras, mientras que el resto no reconocía las frases. Esto sugiere que la siesta favorece el aprendizaje abstracto o capacidad de detectar el patrón general de una nueva información.

10. Fomenta la positividad

Otro estudio de Berkeley dice que los individuos que duermen la siesta y pasan por la fase REM aumentan su receptividad ante la expresión facial de felicidad, mientras que quienes no lo hacen manifiestan más ira y miedo.