Cristiano Ronaldo no puede más. El luso está desesperado por cómo ha comenzado la temporada y la sequía de goles que atraviesa desde que se incorporara al Real Madrid tras las vacaciones, un problema que ha trasladado esta semana a su selección. El delantero luso no ha sido capaz tampoco de marcar con Portugal ni contra Francia ni ante la débil Albania, por lo que aumenta su crisis goleadora a siete encuentros consecutivos, algo inaudito hasta la fecha en un futbolista que, si algo garantiza sobre un terreno de juego, son goles. Esta falta de puntería, como ha sido normal a lo largo de su carrera, está pasándole ya factura anímica, por lo que si no marca pronto la ansiedad puede acrecentarse.

Nadie podía imaginar el 24 de julio, cuando marcaba en un amistoso de pretemporada frente al Manchester City, que ese iba a ser el único gol de Cristiano Ronaldo hasta hoy. Han pasado casi 50 días desde entonces y el luso sigue a cero. En total, siete partidos en los que lo ha intentado una y mil veces -si algo caracteriza al luso es su insistencia, rayando incluso con el egoísmo- y en los que el resultado ha sido siempre el mismo. Agua.

Y no puede poner Cristiano la falta de minutos como excusa, pues van ya 544 en los que no supera a un guardameta. Los primeros 45, todavía en julio en otro amistoso frente al Inter de Milán en que el Madrid ganó 3-0, pero en el que él no marcó. Tres días después, contra el otro equipo de la capital de Lombardía, 71 minutos y otra vez sin fortuna cara a puerta. ¿Oxidado tras las intensas vacaciones en el sur de Francia? Benítez pudo entenderlo así y le dio 20 días de ‘descanso’, dejándole fuera de varios amistosos para que entrenara a tope y recuperara la forma.

Casi 20 días después de su último partido frente al Milan, Cristiano volvía a jugar, esta vez ante el público del Santiago Bernabéu en otro amistoso frente al Galatasaray. La falta de gol del luso ya estaba sobre la mesa y Benítez le dio los 90 minutos para que se desfogara. De nada sirvió. Ni a la enclenque defesa turca pudo doblegar. Fue la última prueba antes de la primera cita oficial del año, el debut en Liga frente al Sporting. Ahí es donde Cristiano suele aparecer, pero esta vez tampoco iba a ser. Hasta en diez ocasiones disparó en El Molinón, pero Cuellar le detuvo las pocas que consiguió dirigir entre los tres palos. Una semana después, frente al Betis, viviría su peor momento.

El Real Madrid se impuso al conjunto verdiblanco por 5-0 en un recital de juego ofensivo, pero ni por esas. Ni con el partido resuelto y más de media hora por delante, con todos sus compañeros buscándole para que hiciera su gol, pudo acabar con la sequía. Sus gestos durante el choque eran de desesperación, habituales en él. Incluso agredió a un jugador del Betis sin motivo aparente, en un comportamiento que se repite en el luso, y que como siempre vuelve a quedar impune ante la justicia deportiva.

Con Portugal, en un amistoso ante Francia y en partido oficial ante Albania, tampoco ha podido marcar, por lo que la crisis sigue ahí. Mientras, se puede ir olvidando del Balón de Oro de 2015, ya casi en manos de Messi, una circunstancia que puede sumar más frustración si cabe al actual momento desesperado que vive el madridista.