Demasiados alicientes tiene el partido de esta noche en La Cerámica. A priori, un duelo entre un Primera División y otro de 2ª B puede quedar deslucido por la diferencia de nivel sobre el papel. Nada más lejos de la realidad. Y mucho menos después de la eliminación de la Real Sociedad a manos del Lleida tras remontar un (2-0).

El Villarreal tiene la imposición de vengarse del Ponferradina y meterse en los octavos de final de la Copa. No por las rencillas originadas tras ser el verdugo amarillo en la 2012/13, que también, si no más bien por evitar un descalabro, después del varapalo anímico recibido frente al Sevilla. Al Submarino «no se le pasa por la cabeza» la eliminación y para ello puede ampararse en los cuatro precedentes en los que tuvo que remontar una ventaja mínima en este torneo. Sin ir más lejos, un Villarreal de Primera no cae en 1/16 desde hace seis años a manos del Mirandés.

Para afrontar la tercera «final» consecutiva de la temporada tras Astaná y Sevilla, Javi Calleja introducirá cambios, pero los justos. Sin duda el más llamativo será el de la portería, donde regresará Sergio Asenjo tras el enésimo calvario por lesión, que esta vez ha durado la friolera de nueve meses. En el resto de líneas Víctor Ruiz y Jaume Costa repetirán en la de zagueros al estar sancionados para la próxima cita en LaLiga. Mientras que en la zona ancha tan solo incluirá a Raba —brilló en Kazajistán— por Trigueros y en la delantera a Sansone en detrimento de Bakambu. Una alineación que dista holgadamente de lo visto en El Toralín, puesto que solo repetirán Rukavina, Pau Torres y Roberto Soriano.

Una revancha también personal centrándose en la figura de Calleja. El técnico madrileño recibió su primera derrota Desde ese momento y hasta hace tan solo cuatro días no había vuelto a hacerlo y advirtió en la previa de que el conjunto de El Bierzo «ya demostró que puede ganarles». De hecho espera que su equipo tenga «desde el inicio» el acierto y la «intensidad» de la que adoleció en tierras leonesas.

En busca de la felicidad

Con ilusión y los pies en el suelo llega el conjunto de Carlos Terrazas, aunque también ávidos de llevarse una alegría en el torneo copero. El Ponferradina es penúltimo en el Grupo I de la categoría de bronce y solo ha logrado una victoria en los últimos cinco compromisos domésticos.

La idea en la cabeza del bilbaíno es obvia: presión arriba, discutirle el balón al contrario y anotar un gol. El mismo guión del primer partido de la eliminatoria. «Debemos marcar, porque si no será muy difícil pasar», analizó Terrazas. Para ello formará con un once muy similar al de la ida, pero con la duda de qué esquema pondrá en liza. El entrenador de la ´Ponfe´ tiene dos opciones: el (1-5-3-2 o el (1-4-4-2). El primer sistema le permitirá ganar en solidez atrás retrasando a Ríos Reina, aunque la otra propuesta le permitirá hacer daño a la espalda de los laterales ´groguets´ con las subidas de Cidoncha.

Dice el refrán que la venganza es un plato que se sirve frío y el Villarreal ha tenido tiempo de preparar tranquilamente la suya.