El Villarreal tiene hambre. Este grupo despide ganas de venganza, no contra nadie, sino contra sí mismos. Es como si todos quisieran autorevindicarse después de un curso en el que aprobaron al final, y por los pelos, como el mal estudiante que solo estudia la noche antes del examen. El Augsburgo se encontró con un 2-6 indecoroso, pero que aún pudo ser mas duro. El Villarreal de Calleja quiere empezar pisando fuerte. Los seis goles son anécdota, lo que dejaron ver sobre el campo, no. Este equipo pinta muy bien a 21 días del comienzo de la competición.

Al fútbol se juegan con los pies y con ellos se debe manejar bien el balón, el objeto sobre el que gira todo en este deporte. Pero también la cabeza, el trabajo físico, el corazón, el desarrollo conceptual de una idea y la armonización del grupo como colectivo son tanto, o más, importantes que la técnica pura y el talento que intervienen en la diferenciación entre el éxito y el fracaso, es decir, en ganar, ganar y ganar... el verbo repetido que viralizó con su gracejo especial Luis Aragonés. Calleja ha experimentado una evolución como entrenador sensiblemente notoria, abandonando el barroquismo idílico para poder cumplir a rajatabla el pragmatismo del sabio de Hortaleza. El equipo continúa en rodaje, pero ya empieza a dejar rastros, a tres semanas del inicio de LaLiga, de cómo será el nuevo Villarreal. Y las sensaciones desde que se inició la pretemporada, con la prudencia lógica de un proyecto que solo ha dado sus primeros pasos, son positivas, tanto en el ámbito colectivo como en el individual.

Calleja ha alimentado el cazorlismo pero le ha otorgado protagonismo al gen competitivo, equilibrando la experiencia de los Iborra, Albiol y Alberto Moreno, por citar casos concretos, con la juventud y el hambre de crecer de Pau y Moi Gómez, ambos llamados a ser piezas importantes en el futuro de un Villarreal con más esencia valenciana. El Augsburgo, un equipo de la clase media de la Bundesliga, sufrió en su piel el egoísmo por ganar desde el principio de este grupo, en el que se vislumbra ambición y una pugna sana por un sitio en el once, precisamente esa competitividad es la que todo equipo requiere para ser mejor. La revolución forjada por Calleja para renovar la plantilla llevaba implícita la idea de vacunar al bloque por ese acomodamiento que desencadenó en el sufrimiento por la permanencia de la temporada pasada, con el sexto presupuesto del campeonato.

El técnico ha dejado ver su prioridad por el 4-2-3-1 en los primeros compases, pero la riqueza del actual plantel invita a pensar que la variedad táctica durante la Liga será una constante.

Este Villarreal transmite una fiabilidad defensiva sobre la que se deben asentar el resto de cualidades. A Albiol todo el mundo le conoce, es una garantía absoluta, pero la irrupción de Pau apunta a que el chaval de Vila-real lleva camino de seguir los pasos de otras leyendas groguetas como Bruno, Senna o Arruabarrena. Le falta todavía ese dosis de agresividad y contundencia necesarias en la élite pero anda sobrado de facultades y saber estar en la zaga. Moi, el niño prodigio de Miralcamp, dio un recital. Es talento puro, eso lo ve todo el mundo, pero su gps marca kilómetros y kilómetros, sinónimo de trabajo, modelo de todo campista. La ubicación de Iborra con llegada desde atrás, fue determinante en el final del pasado curso para salir del pozo y ahora debe ser clave para regresar a competir con la clase noble.

Y de momento el gol le sigue haciendo carantoñas al Villarreal. Sin olvidar al Mago, al jugador franquicia, al hombre que interpreta el fútbol como arte, Santi Cazorla. El plus de calidad, diferencial, que aparece cuando lo necesita. Dos asistencias de gol en 60 minutos. Tratar cada entrenamiento y cada partido como si fuera una final, es el mejor indicador. El Villarreal ahora entrena como juega, es decir, con intensidad máxima. Y pasó como un rodillo por encima de Augsburgo. El 2-6 final tiene menos importancia que las sensaciones que dejó este renovado Villarreal. La crónica de los goles es mera anécdota. Raba marcó dos, Iborra, Alberto Moreno, Bacca y el jovencísimo Fernando Niño le dieron brillo a un ensayo más. Un entrenamiento que el Villarreal se tomó como si hubiera tres puntos en juego. Este equipo tiene hambre, no hay mejor piropo ni mejor indicador positivo. Ganar, ganar y ganar.

FICHA TÉCNICA:

FC Augsburgo: Giefer; Pedersen, Schieber, Jensen, Gruezo, Asta, Hahn, Max Phillip, Hinteregger, Danso y Tim Civeja.

También jugaron: Asenjo reemplazó a Barbosa en el descanso; y en el minuto 63 han saltado al terreno de juego Gerard, Funes Mori, Morlanes, Leo Suárez, Cáseres, Quintillá, Jaume Costa, Andrei y Fernando Niño.

Villarreal CF: Barbosa; Mario Gaspar, Albiol, Pau Torres, Alberto Moreno; Sergio Lozano, Santi Cazorla; Moi Gómez, Iborra, Raba; y Bacca.

También jugaron: Marek, Jozo, Marco, Maurice, Dorian

Goles: 0-1: Raba (10'). 0-2: Iborra (15'). 0-3: Raba (22'). 1-3: Philipp (32'). 1-4: Alberto Moreno (69'). 1-5: Bacca (72'). 1-6: Fer Niño (77'). 2-6: Maurice de penalti (87').

Árbitro: Alexander Brugger (austríaco). Amonestó a Gruezo en el Augsburgo y a Mario en el Villarreal.

Incidencias: Tercer partido de pretemporada del Villarreal CF, disputado en el Silberstadt Arena (Schwaz, Austria). Llaneza estuvo viendo el partido, se levantó a las cuatro de la mañana para llegar a Austria y mañana por la mañana se vuelve a Vila-real.