Los brutales finiquitos de Robert Moreno tras sus fracasos con Mónaco y Granada

Tras ser despedido de la Selección, el técnico empezó a acumular malas experiencias en Francia y España

Robert Moreno, en banda

Robert Moreno, en banda / EFE

Robert Moreno fue siempre un buen entrenador auxiliar que llegó al fútbol profesional de la mano de Luis Enrique para entrenar al FC Barcelona B allá por 2008. Posteriormente le acompañó en sus aventuras en la Roma, el Celta de Vigo y al primer equipo del FC Barcelona como parte del equipo de técnicos. Tras abandonar el asturiano el Camp Nou, Robert Moreno acompañó a Juan Carlos Unzué a Vigo como asistente y, posteriormente, recaló en la Selección para regresar bajo el amparo de Luis Enrique.

Protagonismo como entrenador titular

Un asunto familiar llevó a Luis Enrique a abandonar temporalmente la selección, por lo que Robert Moreno se hizo cargo de la misma, culminando la clasificación de España para la Eurocopa. Tras esos 10 partidos, la vuelta de Luis Enrique y un polémico encontronazo aparentemente por cuestiones de ego, supuso el despido de Moreno de la Federación. En ese momento y según informó Ok Diario, el técnico se embolsó un finiquito de 600.000 euros.

La buena imagen que dejó con España en esa decena de partidos llamó la atención del Mónaco, que le fichó como sustituto de Jardim. Pero la aventura sólo duró 13 encuentros, logrando hundirse en liga al conseguir sólo 12 puntos de 30 disputados. Tenía firmado un contrato por dos temporadas y media, pero sólo aguantó 3 meses, llevándose un finiquito descomunal, dado que su nómina en el club monegasco era de 3,36 millones de euros brutos por temporada. En caso de cobrar todo lo adeudado, el finiquito superó los 7 millones de euros.

Tras un año en el paro, el Granada llamó a su puerta, pero poco ha durado su experiencia en el banquillo nazarí. La directiva tuvo mucha paciencia con él tras un inicio de LaLiga pésimo en el que tardó ocho encuentros en conocer la victoria. Posteriormente, una serie de encuentros invictos llevó al equipo a la zona media, con colchón respecto a los puestos de descenso. Pero cinco derrotas seguidas, un pobre empate y una nueva derrota en Mestalla ante un superior Valencia CF, supuso su despido fulminante.