Caso Rubiales

Fact-check al discurso de Rubiales: un compendio del negacionismo machista

El presidente de la Federación Española de Fútbol se presenta como víctima de una conspiración y cuestiona la versión de Jenni Hermoso

Rubiales sobre Jenni Hermoso: "Ella fue la que me subió en brazos y me acercó a su cuerpo"

PI Studio

Olga Pereda

"La víctima soy yo". "El falso feminismo es una lacra". "Soy objeto de una cacería y un asesinato social". "Ella fue la que me abrazó muchísimo y me dijo que sí cuando yo le dije que si nos dábamos un piquito". Luis Rubiales, presidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF), ha utilizado esta mañana los mismos argumentos que suele esgrimir el negacionismo machista a la hora de ningunear el feminismo: hablar de mujeres que “sí son feministas” (como sus tres hijas, presentes en la sala), presentarse como víctima de una persecución social y política, y culpar y señalar a Jenni Hermoso.

“Me subió el cuerpo tanto que casi nos caemos”. A lo largo de su discurso en la reunión asamblearia, la máxima autoridad deportiva ha hecho hincapié en que fue la campeona mundial la que le abrazó "muchísimo" tras la victoria frente a Inglaterra. “Me dijo que yo era un crack. Y yo le dije: ¿un piquito? Y ella dijo: vale”. Según su relato, ella es la que mostró interés en el pico. Ella es, pues, ‘culpable’ de que él la besara, el habitual argumento del discurso reaccionario: ella quería, ella iba así vestida, ella me provocó (o, al menos, consintió que ocurriera y, por lo tanto, no puede considerarse como algo grave). Con sus palabras, además, el directivo normaliza el hecho de que un superior, como él en este caso, pueda reclamar un beso a una subordinada (algo que ya se considera ‘de facto’ una agresión).

"El beso fue espontáneo, mutuo, eufórico y consentido". Las palabras de Rubiales contrastan con el comunicado que Jenni Hermoso firmó junto a su sindicato Futpro en el que decía: "Desde Futpro expresamos nuestra firme y rotunda condena ante conductas que atenten contra la dignidad de las mujeres". La jugadora, de hecho, pidió "medidas ejemplares". A pesar del discurso de Rubiales, el vídeo de los saludos oficiales tras el partido no refleja tiempo para una conversación. Lo que sí se ve es que mientras ella tiene sus manos en la espalda de Rubiales, él le coge con fuerza la cabeza.

"Jennifer se marchó sonriendo", ha destacado Rubiales. Se trata de un comentario habitual de la cultura de la violación, concepto académico que fue utilizado por primera vez en los años 70 por las feministas para criticar la normalización de la violencia sexual en la cultura americana. Hermoso acababa de ganar un mundial, la máxima aspiración de un deportista profesional, así que es lógico estuviera sonriendo. Pero no por el beso. En un ambiente íntimo, como el vestuario, explicó a sus compañeras que no le había gustado, pero que qué iba a hacer. Así se pudo escuchar en un vídeo difundido en redes sociales.

Jefe y subordinada

"No hubo posición de dominio". A pesar de que Rubiales es una autoridad deportiva y Hermoso, una simple jugadora por más campeona que sea, ha asegurado que no hubo posición de dominio y que el deseo (sexual) que tenía hacia la campeona era el mismo que hubiera podido tener al darle un beso a sus hijas. Se presenta, pues, como un hombre de familia digno de reverencia y sin ánimo sexual. De hecho, se ha presentado en la asamblea con traje pero sin corbata para dar la sensación de tipo normal y no de alto ejecutivo con un altísimo poder y sueldo cuantioso. En realidad, las jugadoras, cuando están jugando con la selección, están sujetas al ámbito rector y disciplinario de la Federación, que se configura como superior jerárquico.

En una reciente entrevista con EL PERIÓDICO DE CATALUÑA, del Grupo Prensa Ibérica, el abogado laboralista Nacho Parra aseguraba que, tenga o no el papel de empresario, Rubiales es un superior jerárquico. "Su comportamiento es inadmisible, y no solo desde una óptica moral o política, sino desde una óptica laboral. Se puede calificar como acoso, agresión o abuso. Un comportamiento absolutamente prohibido. No existiría ese abuso si fuera algo consentido".

Desde el punto de vista penal, la justicia tiene difícil perseguirlo si no hay denuncia de la agraviada. Pero la esfera laboral no funciona así. "Si yo tengo conocimiento de que en mi empresa se han producido unos hechos que pueden ser una falta muy grave, como es el acoso sexual o agresión sexual o abuso, tengo la obligación de investigarlo. Es decir, la Federación, desde esa perspectiva, tiene la obligación de investigar el caso", explicaba Parra a este diario.

Feminismo bueno y malo

"Mis hijas sí son feministas de verdad". Rubiales ha señalado y expuesto ante las cámaras a sus tres hijas, a las que ha calificado de “feministas de verdad”. Este es otro de los argumentos de la extrema derecha. A pesar de que el feminismo es un movimiento que persigue la igualdad entre hombres y mujeres, los negacionistas suelen menospreciar y calificar de talibanes a las personas feministas. En los ámbitos más reaccionarios, las mujeres se autodenominan “mujeres sin complejos” y creen que las feministas siempre ejercen el papel de víctimas. Es decir, hay un feminismo malo (que no es el suyo) y uno bueno (el suyo). “Esto va de verdad y mentira. Hijas, aprendedlo. Vosotras sí que sois feministas de verdad. No el falso feminismo que hay por ahí. El falso feminismo es una lacra de nuestra sociedad, no busca justicia. Están preparando una ejecución para ponerse una medalla”. Rubiales se considera, pues, una víctima a pesar de que ni Santiago Abascal le defiende. Según el presidente de Vox, sus "groserías" en el Mundial fueron "inaceptables".

Lenguaje inclusivo

"Digamos campeones". La máxima autoridad deportiva, que ha cosechado aplausos a lo largo de su intervención en un auditorio mayoritariamente masculino, ha echado por tierra el lenguaje inclusivo, otra victoria más del feminismo y la sociedad. “Digamos campeones para hablar de hombres y mujeres”, ha sentenciado, a pesar de que el lenguaje inclusivo es ya una realidad social, académica y política. La RAE, incluso, se mostró a favor de hablar de "campeonas del mundo".

Culpar a la prensa

"La prensa me mata". Otro argumento fácil de los negacionistas, habitualmente conspiranoicos, es culpar a la prensa. Es lo mismo que ha hecho el expresidente de EEUU Donald Trump a lo largo de toda su trayectoria política. “Gran parte de la prensa me va a seguir matando, pero la verdad es la verdad”, ha asegurado el presidente de la Federación Española de Fútbol a pesar de que toda la sociedad (con políticos y gente de la calle a la cabeza) han criticado el gesto que tuvo en el Mundial. En una de las primeras entrevistas de Rubiales tras el partido, en la cadena Cope, hubo de todo menos críticas por parte de los periodistas, con lo cual es fácil suponer que considera que hay una prensa buena (la que le apoya) y otra mala (la que le critica). En esa entrevista, el presidente de la Federación calificó de "gilipollas" y "tontos del culo" a los que le habían afeado el beso robado.