Madrid-Girona, por el liderato: el partido que jamás se soñó

Primero contra segundo. Madrid contra Girona. España frente a Cataluña. Y el Bernabéu asistiendo este sábado (18.30 horas) a la lucha por el liderato en lo que será un partido jamás visto antes. Ni siquiera soñado para un club pequeño, con un presupuesto de 59,6 millones de euros, que ha desafíado con un moderno, espectacular y atrevido juego el establishment del fútbol español, resumido en el infinito poder que irradia la entidad blanca, con una hoja de ruta económica fijada en 939,5 millones.

Poder que trasciende más allá del campo transformada la institución blanca en el símbolo del españolismo, punto de encuentro como es desde hace décadas el palco del Bernabéu del poder político, económico y financiero. Antes con el propio Bernabéu, quien levantó el viejo estadio; ahora, con Florentino Pérez, autor del moderno templo madridista.

Anda en juego el dominio de una Liga y, quién sabe, si hasta un cambio de paradigma. El Madrid vive acostumbrado a su eterno idilio con la cima –a estas alturas de campeonato, jornada 23, ha sido líder en cuatro de las cinco últimas temporadas-, enfrascado en sus atávicas batallas con el Barça, mientras el Girona era décimo (2022-23, 2017-18) o antepenúltimo (2018-19), prólogo de su descenso a Segunda. 

"Será un partido muy exigente. Es un equipo que lo ha hecho muy bien. Tienen una ilusión muy grande, pueden ganar el partido y liderar la Liga en este momento. Pero pase lo que pase, no se decidirá la Liga"

Ancelotti

— Técnico del Madrid

Dispuesto, como dijo Míchel, su entrenador, a entrar "en una dimensión mundial" si derrota al Madrid. "Será un partido muy exigente. Es un equipo que lo ha hecho muy bien. Le tenemos mucho respeto. Tienen una ilusión muy grande, pueden ganar el partido y liderar la Liga en este momento", ha dicho Ancelotti, el técnico blanco, en términos muy elogiosos hacia su rival de este sábado, ironizando con la lona publicitaria colgada en las calles de Madrid donde se indicaba que el currículum no lo es todo en la vida. "Tienen dinero para alquilar en Madrid, que no es barato", ha agregado el italiano.

Al Bernabéu llega ahora un equipo, el de Míchel, admirado y reconocido. No solo en España sino también en el mundo, transformado en un modelo a imitar por su trabajada y acertada política de fichajes. Ha invertido este verano apenas 20 millones en cinco jugadores (Dovbyk, Solís, Yangel Herrera, Iván Martín y Portu) que han quintuplicado su valor de mercado en apenas seis meses, una quinta parte de lo que destinó el Madrid para sacar a Bellingham de la Bundesliga.

Llega a Madrid embalado el Girona, obra coral de una propiedad inteligente (Pere Guardiola, Marcelo Clauré y City Football Group) en la elección del talento deportivo. Inteligente y paciente porque confió en Quique Cárcel, que está a punto de cumplir una década de trabajo en Montilivi, para pilotar la dirección deportiva, a pesar de vivir de trauma en trauma hasta caer en la sima de la desesperación cuando encadenaban play-offs quedándose en la puerta del ascenso. "El dolor de aquellos traumas nos ha hecho llegar hasta aquí", confesó Cárcel a este diario en noviembre pasado cuando se miraba al equipo con el desdén y la indiferencia del "ya caerán".

Casi tres meses más tarde no han caído. Y se presentan en el Bernabéu mirando a los ojos de un sorprendido Madrid, que no se imaginaba medirse a este rival, diminuto de estructura pero mastodóntico con su fútbol, que lleva el genuino sello de Míchel.

Del paro a la cima

Jugador de barrio. Símbolo del Rayo. Entrenador de barrio. Ídolo de Vallecas, insertado a la perfección en el universo catalán de Girona, una ciudad que lo ha hecho suya desde que llegó, incluso cuando sus inicios –estaba en Segunda y en zona de descenso, antepenúltimo y más cerca de la Primera RFEF- le auguraban poco futuro. Cárcel, en una decisión insólita en un deporte que no tiene paciencia, lo mantuvo blindado de las turbulencias. 

Y de ahí a la cumbre de Primera, llevando el fútbol de la calle a los escenarios más selectos. Cárcel, por ejemplo, compaginó su condición de jugador al tiempo que iniciaba su carrera de secretario técnico en L’Hospitalet, mientras Míchel, en su primer oficio tras colgar las botas, ejerció de director de metodología del Rayo.

Ahora ambos son reconocidos y puestos como ejemplos de exitosa gestión en la construcción de plantillas o de dirección, tanto táctica como emocional, de un grupo de futbolistas. Pero no hace tanto tiempo, Míchel, que ha sido premiado esta temporada como mejor técnico de la Liga en tres de los seis meses que se llevan, estaba en el paro.

Despedido del Huesca (enero 2021), nadie reparó en él. Llegó el verano, quedaron completados los banquillos de Primera y Segunda, mientras aprovechaba para compartir las vacaciones con su familia en Ibiza. Le llamó entonces Cárcel, lo hizo venir a Barcelona y tras una fructífera reunión se gestó el Girona que acude este sábado tarde al Bernabéu para disputar el partido cumbre de la Liga. 

Primero contra segundo. Bellingham, con 14 goles, ante Dovbyk, también 14. El inglés costó 100 millones; el ucraniano, 7,7. Vinicius y Rodrygo, otros 100 millones más, pero bien invertidos en talento brasileño, contra Savinho, cedido por el Troyes, que pagó en su día 6.5 millones y ni lo usó porque lo cedió al PSV y a su filial, convencidos de que Europa era inhóspita para el extremo del Girona.

Con Vinicius y sin Blind ni Yangel Herrera

Ancelotti, un sabio de los banquillos, que recupera a Vinicius, duda sobre Rüdiger y no tendrá a Nacho. y Míchel, quien sancionado lo verá desde la grada ("han sido injustos con él", dijo el italiano), ya erigido en una estrella por sus innovaciones, a quien miran con interés los grandes clubs europeos.

"Quien gane toma ventaja. Pero la Liga es muy larga, mucho. No se decide nada, pero uno de los dos puede tomar ventaja", ha apuntado el técnico italiano, convencido de que todo se resolverá "más adelante", instando a que "cuánto antes lleguemos a los 80 puntos, estaremos cerca de ganar".

El Girona, sin los sancionados Blind y Yangel Herrera, no busca, como recuerda su entrenador, la Liga sino ganar en el Bernabéu para que el mundo sepa de lo que son realmente capaces.