¿Por qué Vinícius se comporta diferente cuando juega con Brasil?

El delantero del Real Madrid cuando defiende la Seleçao ofrece un registro desconocido en el fútbol español: aparca las polémicas, las provocaciones y la altivez

En Brasil, Vinícius tiene una imagen impecable y, en su corta etapa en el Flamengo, solo tuvo problemas con la 'torcida' del Botofogo

Vinícius Jr frente a Inglaterra

Vinícius Jr frente a Inglaterra / EFE

Joaquim Piera

Solo hay un Vinícius, pero con registros diferentes. Y el que ofrece cuando se pone la camiseta 'verdeamarela', que tantos 'craques' han defendido a lo largo de la historia, nada se asemeja con el que tiene que sufrir todos sus adversarios cuando juega con el Real Madrid.

¿Y cuál sería el motivo de esta dulcificación de la imagen y el comportamiento de Vinícius? Una primera conclusión podría ir relacionada con la cultura y los valores que siempre ha ensalzado y ha simbolizado la Seleçao, que, incluso en sus horas bajas, se presenta como la quintaesencia del fútbol bien jugado, la exaltación del juego estético, puesto en práctica con jovialidad y una sonrisa.

Puede jugar mejor o peor, pero la 'Canarinha' quiere ser una selección simpática (una imagen, que, en general, también le gusta transmitir el pueblo brasileño). Nada tiene que ver con el espíritu aguerrido que, en muchas de las etapas de su historia, han alimentado otras selecciones sudamericanas como la argentina, uruguaya o chilena.

El ambiente que rodea la 'Canarinha' no tiene conexión alguna con el que genera la Caverna madrileña. Todo, con Brasil, es más apetecible y distendido, aunque la presión por ganar sea asfixiante.

Solo Neymar Jr., que desde que dejó el Barcelona se dedicó a luchar contra molinos de viento, ha roto el paradigma del 'craque' que genera empatía por el fútbol que crea, que personificaban, por ejemplo, Ronaldinho Gaucho o Ronaldo.

Vinícius, con Brasil, tiene la obligación de divertirse y hacer divertir. Y es lo que intenta hacer. Cuando se ha encontrado con situaciones muy ásperas, su reacción por muy díscola que fuera, no evocó a lo que él mismo retroalimenta en el Real Madrid.

Un ejemplo de ellos fue el Argentina-Brasil, de clasificación para Qatar 2022, disputado en noviembre de 2021 en San Juan, y que terminó en empate (0-0). Se encontraban cara a cara las dos selecciones después de que la Albiceleste hubiera protagonizado un Maracanazo en la final de la Copa América de aquel año. El encuentro fue durísimo, con los argentinos empleándose con una violencia y una temeridad que recordó a épocas pasadas. Ni en esas Vini no perdió los papeles. De aquel día quedó para el recuerdo un codazo salvaje de Otamendi a Raphinha, que aún era futbolista del Leeds United, que quedó impune.

El tropicalismo del Flamengo

Vinícius salió de la cantera del Flamengo, que, en los últimos años se ha especializado en sacar muy buenos jugadores, como Lucas Paquetá, Joao Gomes o Matheus França. El club vive bajo la impronta que dejó Zico, uno de los grandes del fútbol brasileño.

El Flamengo, como los otros tres grandes clubes cariocas (Vasco da Gama, Fluminense y Botafogo), siempre ha sido sinónimo de abrazar el fútbol bien jugado. Río de Janeiro es la capital del juego de baja cadencia (el clima tropical es uno de los motivos) y domino técnico. En el plano teórico, es la antítesis del juego aguerrido que practican clubes como el Gremio, en Porto Alegre, o el Corinthians, en Sao Paulo.

Vinícius se formó, pues, en uno de los clubes que mejor trata del balón, en el que es importantísimo ganar, pero hacerlo jugando bien. Y, en su corta etapa en el primer equipo, ya que hizo el salto al Real Madrid con 18 años, se concentró en jugar en un equipo, que, la temporada siguiente, lo ganaría casi todo con el portugués Jorge Jesus al mando.

Con la camiseta rubronegra, Vini solo tuvo dos encontronazos con el Botafogo en clásicos de rivalidad regional. Provocó, pero dentro de lo que en Brasil se entendió como un episodio sin más trascendencia, sufrió ataques racistas denunciados por la prensa carioca y, en uno de los partidos, acabó expulsado por roja directa, en una jugada en que se lanzó con los dos pies por delante en que siempre quedó la duda de si se resbaló o no.

Como ocurre con la Seleçao, su comportamiento en la etapa en el Flamengo (club del cual aún es aficionado) no tiene conexión alguna con su registro merengue. Algo, pues, ocurre en Madrid y en el Bernabéu.