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El calor y la piel

Entrevista a la Dra. Montserrat Salleras Redonnet

Dra. Montserrat Salleras Redonnet

jefa del Servicio de Dermatología del Hospital Universitario Sagrat Cor

¿Cómo afectan las altas temperaturas a nuestra piel?

Las altas temperaturas en la piel ocasionarán, básicamente, erupciones relacionadas con el exceso de transpiración. Esta es la respuesta de la piel al calor para disiparlo.

Se producen las llamadas Miliarias o Sudaminas: pequeños y numerosos granitos en la zona del sudor, que pueden picar o escocer. Se autoresuelven al dejar de sudar. También origina eccemas irritativos, caracterizados por enrojecimiento y descamación, a consecuencia del efecto irritante del propio sudor, y enfermedades más complejas, como la enfermedad de Grover, en la que se obstruyen las glándulas sudoríparas y causan vesículas y costras muy pruriginosas.

La remanencia del sudor en la piel favorece el desarrollo de infecciones, tales como los hongos y las bacterias, que necesitan de ambientes húmedos para sobrevivir.

Además, el calor causa vasodilatación de la circulación cutánea, lo cual se manifiesta con rubor (enrojecimiento) de la cara, escote, etc. Esto se puede revertir aplicando compresas frías, aguas termales, o cualquier artilugio refrescante, que provoque vasoconstricción.

Finalmente, si el calor ocasiona deshidratación generalizada, la piel se vuelve deslustrada, seca e incluso se fisura.

¿Existe la “alergia al calor” y la “alergia al sol”?

Existe la alergia al calor o al sudor y también al sol. En el caso de esta última, se produce una erupción en la piel tras la exposición solar o a la radiación ultravioleta. A veces estos síntomas se desarrollan por factores hereditarios o el contacto con algún tipo de planta o debido al uso de un determinado fármaco. Entre los síntomas destacan picor, escozor, ampollas, urticaria, enrojecimiento en la zona expuesta al sol, entre otros.

¿Y la alergia al sudor? ¿Hasta qué punto es normal sudar y qué problemas puede llevar asociados?

La alergia al calor o al sudor se produce cuando la temperatura corporal sube demasiado como consecuencia de las altas temperaturas o tras un entrenamiento intenso. Erupciones en la piel con picazón, manchas rojizas o vesículas, entre otras. Se desconocen las causas exactas pero podría ser debido a una reacción alérgica al sudor o bien una respuesta del sistema nervioso al estrés ocasionado por la subida de la temperatura corporal.

Sudar es normal en la mayoría de los casos. El sudor es muy beneficioso para nuestra piel, la hidrata y, al contener lípidos, evita que se reseque, además de que nos libera del exceso de temperatura corporal. Pero cuando la sudoración es excesiva, las sales y ácidos del sudor pueden irritar nuestra piel.

¿Cuáles son los colectivos o segmentos de población más vulnerables?

Las personas mayores, los niños y los enfermos crónicos son los más vulnerables al calor y a estas reacciones alérgicas en la piel ya que no perciben tan bien, y no comunican, la sensación de calor.

También los obesos o personas con sobrepeso, pues en los pliegues corporales (axilas, ingles, pliegues submamarios y subabdominales) el sudor se queda “atrapado” y produce más irritaciones, aparte de predisponer a infecciones bacterianas (foliculitis) y fúngicas (micosis).

Y las personas que trabajan o realizar muchas actividades al aire libre.

¿Qué recomendaciones nos daría para cuidar nuestra piel y nuestra salud los días de más sol y calor?

Si bien es cierto que deberíamos cuidar y proteger nuestra piel durante todo el año, en verano deberíamos intensificar estos cuidados, utilizando bien un buen protector solar, con el factor de protección que corresponda a cada tipo de piel, e irlo aplicando de forma constante, evitando la exposición solar y reduciendo la actividad física en las horas centrales del sol, entre las 11 y las 16 horas.

No olvidar la protección labial, la protección de las orejas y del cuero cabelludo (los calvos). Y recordar, que la mejor fotoprotección es permanecer en la sombra o en el interior.

El exceso de sudor debe ser eliminado de nuestra piel cuanto antes, a través de duchas frecuentes o la utilización de toallas secantes. Evitaremos así que permanezca demasiado tiempo en contacto con la piel y la irrite o favorezca el crecimiento de gérmenes.

Para las personas que recurrentemente tienen erupciones por el calor, especialmente en los pliegues cutáneos, es útil aplicar secantes, (espray con talco líquido), que absorben la humedad de la zona y evitan así irritaciones en infecciones en estas áreas.

Finalmente, enfatizar la importancia de la hidratación oral, mediante la continua ingesta de líquidos, aunque no se tenga sensación de sed, para evitar la deshidratación, especialmente ancianos y niños.

El cuidado de la piel no es un tema estético. Es una necesidad médica. La piel es el órgano más externo y el primero que recibe las agresiones externas.

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