Si Iturralde González llega a ser el árbitro de este partido el Valencia CF habría ganado al menos 1-0, porque Iago Aspas, habiendo visto ya una amarilla, se pasó el resto del partido protestando con insistencia -lo mismo que ponía en el acta de Marcelino- todas y cada una de las decisiones del árbitro. Todas no, absolutamente todas. Pero como superado el minuto 80 el delantero todavía estaba ahí para hacer una de las suyas, la hizo. Empató el partido en una acción en la que defensivamente el Valencia pudo hacer más. La noche parecía hecha para el triunfo de Batshuayi, que marcaba el primer gol y se lucía con un recital de fútbol al primer toque, pero al final se lo robó Aspas, ese delantero que muchos creían poca cosa y resulta que lleva cinco goles en los seis partidos de LaLiga, uno más que todo el Valencia CF.

Hay que entender el mensaje de tranquilidad porque tiene que ser necesario después del golpe que supone no haber ganado este partido, precisamente en el día en que aparecieron los delanteros, Batshuayi y Rodrigo, con un Guedes otra vez majestuoso, cuando todo parecía controlado durante muchos minutos para cerrar el marcador y respirar. Es momento de controlar las emociones y la ansiedad, aunque está claro que nadie está tranquilo con esta racha de resultados tan por debajo de lo esperado.

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