Tenemos la total ayuda y respaldo de los dirigentes y por debajo una plantilla que acepta una idea y a la vez una afición satisfecha con el trabajo y que disfruta con las formas de hacer y de actuar». Son las palabras que pronunciaba Marcelino en el mes de julio, el día en que se anunciaba laMarcelino ampliación de su contrato. De ahí hasta el «todos tenemos dudas de todos» de este sábado, después de empatar con el Sevilla, cuatro meses en que por alguna razón se acabó la magia, los resultados han desmontado casi todas las expectativas que en este club pasan por estar siempre peleando por la Champions. Un riesgo porque cada batacazo como el que supone quedarse fuera de Europa obliga a tomar medidas drásticas, o sea vender a los mejores futbolistas, pero un riesgo asumido por todos.

Cuando Marcelino dice eso de «todos de todos», no sé si él tiene motivos para dudar por ejemplo del propio Peter Lim. Fichó a Kondogbia, básico para el entrenador, cerrando así una buena gestión de Mateu del verano anterior. No puso ningún problema a Diakhaby, la apuesta para el centro de la defensa del director del área técnica que había llegado desde Asturias, no de Singapur. No puso 40 millones por Aspas, es cierto, en realidad pocos clubes habrían pagado una cantidad así por un jugador que es muy bueno pero tiene ya 31 años, pero sí los ha comprometido por Guedes, del que Marcelino había hablado maravillas, porque el chico lo vale y además solo tenía 21. No se opuso el máximo accionista a Gameiro, pese a que también superaba la treintena aunque no eran 40 sino menos de la mitad. Pudieron vender a Rodrigo. Vamos, que si alguien puede tener dudas ahora mismo con lo que está pasando es Lim, que confió plenamente en el entrenador, el director técnico y el director general para ahora encontrarse con esta bronca en Mestalla, más allá de que esto es fútbol y las cosas no son muchas veces como se han planteado sobre la pizarra.

No sé si en la mente del propietario hay ahora mismo una fecha límite o si eso lo va a dejar en manos de Mateu, que sería lo lógico, lo que sí está claro es que la preocupación es máxima porque la capacidad de reacción que ha demostrado hasta ahora el equipo de Marcelino no es suficiente para ganar partidos y demostrar que existen garantía de remontar.

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