Margen mínimo de error para sobrevivir

Pese al subidón de la victoria en Los Cármenes, el triunfo del Cádiz en el Camp Nou y los resultados de Granada y Mallorca obligan a no bajar el listón y a vencer al Sevilla para seguir con vida

La tormenta no impidió al Levante llevar a cabo la última sesión de trabajo antes de medirse al Sevilla en el Ciutat de València

La tormenta no impidió al Levante llevar a cabo la última sesión de trabajo antes de medirse al Sevilla en el Ciutat de València / GERMAN CABALLERO

Rafa Esteve

Rafa Esteve

Cuatro días después del apotéosico triunfo en Los Cármenes, y sin tiempo para saborear el asalto a tierras granadinas, el Levante vuelver a verse con la necesidad de anteponerse a las adversidades y de sacar pecho de su orgullo, sentimiento y capacidad de superar situaciones de extrema dificultad. Haber vivido con el agua al cuello y haber tenido la tentación de tirar la toalla en muchos tramos de la competición hace que los de Alessio Lisci estén en la cuerda floja y sin margen de error, pero las matemáticas confirman que el milagro de la salvación en Orriols no solo es probable, sino que coge fuerza con el paso de los días. A falta de seis encuentros para que finalice LaLiga, el Sevilla será un nuevo obstáculo en el camino hacia la cima de la permanencia, pero nada temible para una plantilla que cree más que nunca en su potencial. El Levante, ahora sí, está preparado para dar guerra con la idea de sobrevivir en Primera.

El encuentro ante el Granada fue un todo o nada del que el conjunto levantinista salió por la puerta grande, dejando a su rival en una tesitura delicada y provocando un terremoto que desembocó en la destitución de Rubén Torrecilla. No en vano, el conjunto andaluz está ahora a cinco puntos tras empatar en el Wanda y, para más inri, el triunfo del Mallorca ante el Alavés, que inauguró la actual jornada, y la sorpresiva victoria del Cádiz en el Camp Nou obligan a no relajarse ni a creer que el tramo final de LaLiga será un camino de rosas, ya que la distancia con la decimoséptima posición es de seis unidades. De hecho, será una batalla campal por la supervivencia en la élite, pero el Levante sabe cuáles son sus cartas. Quizás, haber estado casi toda la temporada entre los tres últimos sea el factor que le haga gestionar mejor sus emociones, tener la cabeza fría y confiar en sus características. Pero, sin duda, llega a la partida contra el Sevilla con la moral alta. La mejor noticia para un equipo que, hasta que no encontró su estado óptimo, vagabundeó por Primera División.

A menos de veinticuatro horas de medir fuerzas contra los de Julen Lopetegui, Alessio Lisci irá a la guerra con todos los futbolistas que estén disponibles, incluidos Miramón y Dani Gómez, que acabaron ante el Granada con sobrecargas. Con la baja de última hora de Campaña por un proceso febril, pero con el convencimiento del entrenador italiano de que ponga a quien ponga sobre el terreno de juego estará a la altura de las circunstancias, exigentes por la entidad del rival. Un Sevilla que viaja a València con un Rakitic que estuvo entre algodones en los días previos al encuentro, sin un Martial que causó baja contra el Real Madrid, donde perdió definitivamente sus opciones de conquistar el campeonato nacional de liga, y sin ser consciente de lo que le espera en Orriols. El Ciutat, trascendental y aliento incansable independientemente de la situación que viva su equipo, se vestirá de gala para marcar el primer gol de la contienda. Recibiendo a los suyos en la llegada del bus al estadio y alzando sus bufandas al viento cuando salgan ambos conjuntos mientras entonan las letras de su himno. Todo, con la finalidad de erizarle la piel al Levante, que por enésima vez este curso se la juega, y de transmitirle, con tintes de emotividad, la importancia de permanecer en la élite.