El Ciutat celebra y recupera la ilusión (2-0)

Los goles de Cantero y Mustafi, además de devolver a Orriols a sus mejores noches, sirvieron para que el Levante estrenase su casillero de victorias y empiece a coger impulso hacia el ascenso

Mustafi celebra el gol de la sentencia ante los tinerfeños

Mustafi celebra el gol de la sentencia ante los tinerfeños

Rafa Esteve

Rafa Esteve

Pese a que se tratase de la tercera jornada, y más allá de la incertidumbre que provocaron los dos empates previos, el Ciutat de València, por fin, se tomó el derecho de celebrar no solo los primeros tres puntos de la temporada, sino de volver a latir con la ilusión de los que sueñan. De los que no se ponen techo aunque la cima hacia la vuelta a la élite del fútbol español exija esfuerzo y constancia. La victoria frente al Tenerife (2-0) significó la vuelta a los tiempos felices que tanto anheló Orriols. Aunque el contexto, Segunda División, fue el indeseado, el estadio granota vibró como nunca ante un Levante al que, esta vez sí, le salieron las cosas. Cantero y Mustafi fueron los encargados de devolver la ilusión a un Ciutat que otea el objetivo del ascenso con fuerza y respeto, pero sabiendo que hay mimbres para alcanzar nuevamente la cima de la élite.

El aterrizaje del Levante en el partido, de hecho, fue trasladando un mensaje de voluntad. De querer conseguir, de una vez por todas, tres puntos sobre los que empezar a construir la motivación del ascenso. Sin embargo, el Tenerife, que se quedó a las puertas del cielo de Primera División la pasada campaña, no se andó con rodeos a la hora de avisar sobre sus intenciones. A las puertas del primer cuarto de hora de encuentro, Nacho, desde la derecha, ejecutó un centro al que Enric Gallego se encargó de meterle veneno, pero la fortuna quiso teñirse de color azulgrana al mandar el esférico lamiendo el larguero. Tal favor le hizo la suerte al equipo de Nafti que, después de intentarlo una y otra vez, la insistencia se tradujo en premio.

Una triangulación, llevada a cabo con precisión, y un misil fueron los encargados de, dos partidos después, perforar la portería rival. Pepelu, Iborra y Cantero salieron de la presión mediante una combinación que llegó a Wesley Moraes. El delantero, caracterizado por su capacidad de aguantar la posesión de espaldas a la portería, no solo protegió el balón, sino que detectó la llegada de Cantero para que el '28' fulminase a Juan Soriano. El madrileño, un año después de su fatídico palo ante el Real Madrid, se estrenó con el primer equipo para lanzar el mensaje de que quiere ir a más y ser uno de los protagonistas del ascenso, para delirio de un Ciutat que, por fin, celebró un tanto como nunca antes lo había hecho.

Desde entonces, Orriols respiró otro aroma pese a que el conjunto visitante mandó un nuevo susto, cuando un disparo de Nacho, que a priori iba dirigido hacia la línea de fondo, no fue desviada, por algún miembro de la plantilla dirigida por Luis Miguel Ramis, hacia la portería defendida por Dani Cárdenas. No obstante, fue una declaración de intenciones de un Tenerife que dio un paso al frente. Montiel, a los cinco minutos de la reanudación, quiso buscarle las cosquillas a Juan Soriano, con un fuerte disparo, de falta directa y desde los treinta metros, que le costó atajar al canterano del Sevilla. No en vano, fue insuficiente para impedir el arreón tinerfeño.

A través del flanco izquierdo fue donde Ramis quiso hacer daño, mediante las internadas de un Mo Dauda que buscó la portería levantinista con insistencia. No obstante, Mehdi Nafti, ante el asedio del adversario, no se lo pensó dos veces. Refrescó la línea defensiva con la entrada de Róber Pier y a Mustafi, y puso piernas frescas con Róber Ibáñez, inscrito en el mismo día del encuentro, y con De Frutos. Una entrada que no pasó desapercibida. De hecho, Orriols, con un aplauso atronador, le lanzó, indirectamente, su deseo de que siga en el Levante. A su vez, remó al unísono, y con tintes de sufrimiento, para que su equipo sumase tres puntos. Dani Cárdenas, es más, sacó prácticamente bajo palos un remate peligroso de Carlos Ruiz. Pese a ello, la alegría fue más grande todavía, cuando, a diez del final, Mustafi machacó al fondo de las mallas un centro de José Campaña, para euforia de un Ciutat que entró en estado de júbilo. De felicidad inmensa. Un triunfo que, sin duda, servirá para coger fuerzas de cara a lo que viene.