SUPEREntrevista | Sergio Postigo Capitán del Levante UD

"No solo con ilusión y ganas se consigue un objetivo"

El capitán celebra sus 200 partidos como granota con ganas de seguir disfrutando, consciente de que tienen «mucho que mejorar» pese a que la moneda siga sin caer de su lado y con un sueño en mente: «ojalá me retire en este club y en Primera»

Postigo

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Rafa Esteve

Rafa Esteve

Pocos jugadores en el mundo del fútbol tienen el privilegio de hacer carrera en un mismo club. No es, de hecho, un logro sencillo. Y menos, en un deporte donde alcanzar una estabilidad es muy difícil. El Levante, que ha contado con futbolistas tan prestigiosos como legendarios a lo largo de su historia, presume de tener en sus filas a Sergio Postigo: central que llegó al Ciutat en 2016 sin hacer ruido, pero que se ha convertido en una auténtica referencia dentro del levantinismo.

El capitán cumplió ante el Eibar 200 partidos oficiales con el Levante, mientras vive orgulloso y feliz de representar a un club que es una parte muy importante de su vida. A sus 35 años, el central trabaja a fondo para seguir disfrutando de su equipo, consciente de que en Orriols encontró su sitio en el mundo y de que es el lugar donde quiere finalizar su carrera. Sin embargo, la cifra de 200 partidos como granota ya lo sitúa como un futbolista para la historia.

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Postigo / SD

Parece sencillo, pero 200 partidos oficiales abarcan muchos momentos y pocos jugadores alcanzan dicha cifra en un mismo club. Muchísimas felicidades.

Muchísimas gracias. Sí, son muchos. Echas la mirada atrás y ves momentos buenos y malos. Hay que sacar una lectura y, sobre todo, que no se quede ahí. Aumentar esa cifra sería algo muy positivo para mí.

¿Cuál es la lectura que extrae?

Vine aquí con el sueño de jugar en Primera División. Cuando me llamó el Levante, estando en Italia y compitiendo en un equipo que tenía la aspiración de ascender, no me lo pensé. Desde fuera siempre vi al Levante como un club top a nivel nacional. Después de siete años y medio miro atrás y el objetivo con el que llegué se cumplió gracias a este club, pero no solo eso: me consolidé en la máxima categoría y viví noches increíbles, tanto mi familia como yo. La decisión de firmar por el Levante ha sido la más importante de toda mi vida, al igual que de la que más satisfecho me siento.

¿Se imaginó jugar tantos partidos en el Levante cuando llegó?

Por supuesto que no. No es habitual que un jugador esté tantos años en un club. Para que eso ocurra se tienen que dar muchos condicionantes: que el futbolista esté bien, que haya un buen rendimiento y que el club esté contento. También, depende de la situación que se dé en cada momento. De hecho, este verano podría haber pasado cualquier cosa. Si el Levante hubiese logrado otro objetivo no sé dónde estaría a día de hoy, pero mi idea siempre fue la de estar en este club. Encontré mi sitio nada más llegar. Y cuando un jugador encuentra su sitio, cometería un error si se marcha de él.

Con sus 200 partidos oficiales se codea con jugadores como Juanfran, Iborra o Roger. ¿Se considera una leyenda en el Ciutat de Valencia?

Son jugadores que han marcado una época en el club. A Juanfran lo he visto muchísimas veces por televisión, así que llegar a su altura es un orgullo. Estar cerca de futbolistas que han hecho historia en el Levante como Morales, Roger o Iborra es impresionante. Nunca me lo llegué a imaginar. Siento satisfacción porque, seguramente, significa que he hecho un gran trabajo. Por otro lado, no me considero una leyenda y tampoco sabría decirte si quiero serlo. Los defensas tenemos poco espacio en el mundo de los históricos. La gloria se la llevan otros (ríe). Desde mi posición, tampoco sé decirte si estoy haciendo historia o no. Simplemente soy un futbolista más, que trata de dar lo mejor de sí mismo para que el club esté lo más arriba posible. No trato de compararme, ni mucho menos, con Vicente Iborra, un chico que es canterano del Levante y que ha demostrado un millón de veces su levantinismo. Ojalá, y lo digo de corazón, pudiera haber jugado en la cantera del Levante como lo hicieron otros. Mi camino fue distinto. Creo que tienen que tener su sitio y yo el mío. A Iborra, con el que he compartido vestuario y con el que comparto año de nacimiento, lo veo como una leyenda que perdurará muchísimos años.

Durante su etapa en el Levante terminó convirtiéndose en capitán. ¿Qué significa para usted llevar el brazalete?

Es un orgullo muy grande, al igual que una responsabilidad enorme. Cuando llegué al Levante, el capitán era Pedro López y puso el listón muy alto. Me enseñó que hay que velar por los intereses de todo el mundo, por encima de los de uno mismo, y gestionar las emociones de un compañero cuando no está pasando por un buen momento. Cuando ayudas a que el jugador dé el máximo es positivo para todos. Mi objetivo como capitán es ayudar a que mis compañeros puedan vivir lo que he vivido en el club.

No obstante, como bien ha comentado antes, el pasado verano fue agente libre durante un par de semanas. ¿Sintió incertidumbre sobre su futuro?

Miedo a esa situación, afortunadamente, no tuve. Cuando todo acabó de la manera en la que acabó, Quico Catalán nos comentó que era momento de ayudar al Levante. El club estaba en una situación en la que teníamos que echar una mano, cada uno desde su posición, y no me lo pensé. No recuerdo si fue esa misma noche o al día siguiente, pero le escribí a Quico y le dije que no iba a ser ningún problema. Si ellos querían que yo siguiera en el Levante lo haría. Yo no quería irme a otro sitio. Les dije a mis agentes que si había la más mínima posibilidad de continuar que lo hiciesen. A los pocos días empezamos a hablar con Felipe. Si no se podía hacer la operación iba a ser por otros aspectos como, por ejemplo, LaLiga. Mi idea de seguir fue firme desde el momento en el que terminó todo. Y, por suerte, el Levante estuvo predispuesto.

Renovado hasta 2024, pero con opción a seguir un año más, ¿le gustaría retirarse en Orriols?

Ojalá. Lo digo de corazón. Y espero que no sea este verano (ríe). Me estoy encontrando muy bien físicamente. Al final tener una regularidad de juego ayuda a que el jugador pueda dar su máximo nivel. Aunque vayan pasando los años, seguiré jugando a fútbol hasta que vea que no doy más de sí. No pienso estar arrastrándome por ahí solo por el hecho de jugar a fútbol. Y menos, en el Levante. En el momento en el que vea que no doy el nivel, aunque tenga contrato con el Levante, me echaré a un lado. Lo último que quiero ser es una carga para nadie. De hecho, en el último contrato que firmamos, yo mismo dije que fuera de un año con opción a otro en función de mi rendimiento. Si no es así, no es justo seguir jugando. Ojalá podamos renovar automáticamente y pueda seguir ayudando al equipo en lo que el entrenador necesite.

¿Su mejor momento como granota es su gol ante el Oviedo?

No te equivocas, pero han habido otros muchos momentos muy bonitos. Obviamente ese es el más especial por haber marcado el gol del ascenso en 2017, pero la permanencia en Girona, por ejemplo, fue increíble para todos. Me supo casi como un ascenso, fue una alegría tremenda. También, el encuentro contra el Villarreal en el que pasamos a la semifinal de la Copa del Rey. Fue un poco agridulce porque no teníamos a nuestra gente por culpa del COVID. Han habido momentos muy buenos, y todos ellos, han producido que sea casi tan granota como el que lleva viendo al Levante toda su vida.


Pese a ello, viene de dos temporadas tan tristes como difíciles de digerir en todos los sentidos.

Así es… Obviamente un descenso y un no ascenso no son situaciones positivas, pero el no ascenso nos ha marcado mucho a todos por cómo fue. No obstante, de las experiencias malas es cuando uno más aprende. Ojalá nunca hubiera ocurrido y hoy compitiésemos donde merece el Levante y, sobre todo, su afición, pero nos tiene que ayudar a aprender en todos los niveles: club, jugadores y afición. Nos dio el aprendizaje de que si un objetivo, o lo que es lo mismo, un sueño o una ilusión, no se tiene en la mano agarrado con fuerza se te puede escapar en cualquier momento. Ha sido una lección de vida, no solo de fútbol.

¿Cómo lo vivió desde dentro?

Soy de los que digo que, sin ánimo de entrar en polémicas, el penalti que nos señalan es lo que está ocurriendo en estos mismos momentos en el fútbol español. Muchas decisiones son loterías. Echar una moneda al aire y a ver qué sale. A nosotros nos tocó cruz. Fue un mazazo terrible para todos. Recuerdo imágenes en ese vestuario de compañeros hundidos. Nadie fue capaz de articular palabra. Y recordarlo me duele bastante. 

Sopladas las velas de sus 200 partidos oficiales con el Levante, ¿ha pedido algún deseo?

Lo he pedido, sí. Mi deseo es que el Levante vuelva a Primera División. Y el día que hablemos de mi retirada sea con el equipo estando donde se merece. El jugador se va marcando objetivos, tanto individuales como colectivos, pero hace tiempo que en los individuales ya no me fijo. Aprendí que cuando consigues los individuales es sinónimo de que los colectivos son positivos. Sin los grupales no eres nadie. Ojalá me pueda marchar de aquí, dentro de muchos años, con el Levante en Primera. Es lo único que me marco.

¿Ve a este equipo capaz de conseguir un ascenso a Primera?

Veo un hambre, unas ganas y una calidad individual suficientes como para poder conseguirlo. Hay equipo para lograrlo, pero la juventud de la que presume tener esta plantilla tiene que ser madura en determinados momentos. No solo con ilusión y con ganas se consigue un objetivo tan importante. Esa madurez marca la diferencia y el equipo la está mostrando. Tenemos mucho que mejorar pese a que la moneda siga sin caer de nuestro lado. De no haber sido así, esta plantilla estaría mucho más arriba, pero la veo con mimbres para ascender porque ha demostrado mucho nivel en jornadas atrás.

Muchas injusticias arbitrales.

Da rabia porque nosotros somos conscientes, más que nadie en este país, de lo que significa un punto. Ese punto no nos permitió ascender directos la temporada pasada. Muchas veces no se le da importancia, pero sí es importante. Mucho, además. Los árbitros, estoy seguro, son conscientes de sus errores, pero a lo mejor no saben lo que significa para un club. Por eso, este equipo tiene más rabia en esas situaciones por lo que vivimos la temporada pasada. LaLiga y la Federación tienen que entender cómo nos sentimos cuando ocurren errores así. Si un gol puede marcar la diferencia, cómo no un punto. No es lo mismo ganar por diferencia de uno que de cuatro. El año pasado quedamos terceros por diferencia de goles y por un punto.

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