Danvila enseña sus cartas

El empresario, con la fecha del 30 de noviembre en la vuelta de la esquina, espera respuesta procedente de la Fundación sobre la mejora de su propuesta

Danvila, a principio de temporada.

Danvila, a principio de temporada. / F. CALABUIG

Rafa Esteve

Rafa Esteve

José Danvila sigue dando pasos hacia adelante en su intención de darle al Levante la mejor solución con la que solventar su deuda económica. El agujero, correspondiente a una cifra alrededor de 104 millones de euros, es el frente que tienen tanto el empresario como su equipo de trabajo para que el club vuelva a ser viable después de que la apuesta de fiarlo todo al ascenso saliera cruz. A pesar de que la fecha del 30 de noviembre esté a la vuelta de esquina, las cartas se encuentran sobre la mesa una vez el gestor abonase, a mediados de octubre, 10 millones de euros con los que afrontar deudas a corto plazo. Fue la señal con la que Danvila se comprometió a hacerse con los mandos del club levantinista con todas sus consecuencias, mientras que la Fundación, al tanto de todos los pasos y pendiente de llevar a cabo una reunión con la que analizar los detalles con los que extraer el escenario más beneficioso para el préstamo aportado por el empresario y cerrar, esta semana, los correspondientes acuerdos. 

No obstante, el 30 de noviembre, a pesar de su proximidad, no es una fecha definitiva. Simplemente es un plazo de trabajo sobre el que la Fundación analiza y estudia las mejoras para determinar si es de su agrado e interés, mientras la revisión contable continúa adelante. Los 10 millones que aportó de su bolsillo Danvila fueron oxígeno en las arcas del club para solucionar ciertos endeudamientos. Sobre todo, a corto plazo. Con respecto al pasado 23 de octubre, el gestor hizo dos modificaciones importantes según informó la Fundación en un comunicado. La primera, que ya no sería necesaria la venta del treinta por cien de las acciones, con Danvila como destinatario, a cambio de cinco millones. Y la segunda, que el importe del préstamo participativo convenido de manera inicial se ampliaría a un máximo de 20 millones de euros. No obstante, debido al grosor de la deuda, no se descarta la posibilidad de inyectar en las arcas granotas una ampliación de capital, con la consecuencia de que la Fundación levantinista perdería su masa accionarial. A lo largo de la semana se despejarán los interrogantes que hay abiertos en el barrio de Orriols.

Mientras el equipo dirigido por Javi Calleja trabaja para resolver su crisis de resultados, el Levante otea el horizonte con el desafío de salir del agujero económica en el que se encuentra. La deuda que carga sobre sus espaldas, aproximadamente de 104 millones de euros, es uno de los retos más duros, al igual que más importantes, a lo largo de su historia tras desaprovechar el equilibrio alcanzado en 2018. Después de una gestión insuficiente, cuya herencia es un club arruinado e insostenible, José Danvila trabaja sin descanso para proteger a un Levante que, mediante los diez millones que recibió por parte del empresario valenciano, empezó a solventar, sobre todo, deudas a corto plazo. A largo, se divide entre los préstamos a los que tiene que hacer frente de Rothschild, OLB Bank y el Ayuntamiento de Valencia, con los desafíos de la Ciudad Deportiva de Nazaret y la segunda fase del Ciutat aún por cerrar y para los que habría que destinar unos 30 ‘kilos’. La escalada hacia el equilibrio financiero empieza a trazarse entre Danvila y la Fundación.