El Levante cae eliminado de la Copa del Rey de manera esperpéntica (0-1)

El equipo dirigido por Javi Calleja pagó cara su falta de intensidad con una triste y dolorosa derrota contra el Amorebieta

El Amorebieta consigue sorprender a los granotas y los apea del torneo del KO

El Amorebieta consigue sorprender a los granotas y los apea del torneo del KO / JM López

Rafa Esteve

Rafa Esteve

La expresión de que el fútbol no tiene memoria es aplicable a cualquier momento de la temporada. Y más, en un deporte donde los resultados están por encima de los procesos. Hasta hace muy poco, el Levante se convirtió en un mal de cabeza. En un constante dolor moral debido a su mala racha y a la caída del equipo de su sueño de competir por el ascenso a Primera. Una ilusión que no dejará de perdurar mientras el Levante no esté en el lugar que corresponde, pero que, en tiempos donde la debilidad institucional es la mayor preocupación del entorno, es más anhelado que nunca.

No obstante, la montaña rusa de emociones que se respira en Orriols, donde la intranquilidad y el nerviosismo galopan a sus anchas, vuelve a su estado de preocupación absoluta cinco días después de que la victoria contra el Valladolid ahuyentase fantasmas. De hecho, la sensación es inevitable: es imposible tener alegrías prolongadas en el tiempo ni vivir tardes agradables con un Levante que, para bien o para mal, nunca deja de sorprender. La Copa del Rey, que tanto entusiasmo despertó la pasada temporada, ya es pasado en el Ciutat de València debido a la derrota ante el Amorebieta, tras un encuentro donde los pupilos de Javi Calleja no se tomaron en serio su compromiso y, cuando no quisieron quedar en evidencia, les faltó tiempo para salvar los muebles. Aunque el torneo del KO no fue una prioridad en el Levante, las formas de su eliminación vuelven a encender las alarmas. Y en dos días, le toca visitar a un Sporting de Gijón en ascenso directo. Quién sabe si se avecinan curvas otra vez.

El partido frente al Amorebieta, de hecho, fue, a priori, un buen ejercicio para ver el estado de grupo. Sobre todo, con la participación de futbolistas poco habituales que, a ojos de un Ciutat de València que no falló a su cita, buscaron más protagonismo con su participación en Copa del Rey. Fue el momento de los Cantero, Brugué, Blesa… Pero también de Buba Sangare. El lateral, a sus 16 años de edad, realizó su debut con los ‘mayores’ partiendo desde la titularidad con los nervios de la primera vez, pero jugando a caballo entre la seguridad y el riesgo en la toma de decisiones.

El partido tuvo fases de juego en la que ninguno de los dos equipos quiso destaparse

El partido tuvo fases de juego en la que ninguno de los dos equipos quiso destaparse / JM López

No obstante, fue lo más atractivo de una primera parte ramplona, donde Carlos Álvarez, a través del duende que habita en sus botas, generó peligro filtrando pases entre líneas y deshaciéndose de los rivales. Así fue cómo llegó el único disparo entre palos, gracias a una asistencia del ‘37’ a Óscar Clemente, quien, dejando sentado a un defensor, vio cómo su intento de ajustar el esférico quedó en las manos de Magunagoitia. Brugué, con un disparo que se marchó fuera por poco, y Postigo, con un cabezazo que sacó prácticamente bajo palos Edwards, intimidaron a un Amorebieta que apenas le hizo cosquillas a Andrés Fernández.

La segunda mitad, no obstante, sirvió para que ambos conjuntos espabilaran si no querían posponer el desenlace de la contienda en la prórroga. Rayco, de cabeza y después de un centro de Javi Eraso, mandó el mensaje de que, pese a la ausencia de peligro en el primer asalto, daría un paso al frente en el segundo. Andrés Fernández, en estado de gracia tras convertirse en el héroe de la victoria ante el Valladolid parando un penalti casi al final, paró la ocasión, en medio de un partido que empezó a coger tinte de soporífero. Incluso, comenzó a perder emoción ante un Levante al que no solamente le arrebataron el balón, sino que perdió frescura en ataque. Sangare, quedándose solo ante el meta visitante, falló un mano a mano que activó al público del Ciutat. Sin embargo, el Amorebieta convirtió la tarde en un escenario de tensión cuando, a veinte minutos del final, se adelantó en el marcador.

Javi Calleja durante el Levante - Amorebieta de Copa del Rey

Javi Calleja durante el Levante - Amorebieta de Copa del Rey / JM López

Un balón muerto, provocado por un defectuoso remate de Edwars, fue aprovechado por un Eraso que cruzó el cuero al fondo de las mallas. Una desventaja en el luminoso impensable, pero que le obligó al Levante a despertar si su intención fue la de no sufrir una derrota casi inexplicable sobre el papel. No obstante, y pese a sus intentos, labrados más desde el orgullo que desde la cabeza, lo que se presentó como una tarde agradable se convirtió en un día gris por un partido sin trascendencia en el sueño del ascenso, pero que devuelve al universo granota a la desilusión. Ni el correcalles que los de Javi Calleja pusieron sobre el césped sirvió, al igual que la entrada de un Fabrício cuya velocidad caredió de impacto. Sin duda, otra jornada triste en Orriols a vísperas de un choque de importancia elevada en El Molinón ante el Sporting de Gijón.