Entrevista | Dani Gómez Futbolista del Levante UD

"Siempre me he sentido en deuda con este club"

El ‘9’, más maduro y comprometido, busca su mejor versión tras minimizar los pitos, mientras entrena para devolver la apuesta que hicieron por él en 2020 con un ascenso

Dani Gómez posa ante las cámaras de Superdeporte desde el Ciutat

Dani Gómez posa ante las cámaras de Superdeporte desde el Ciutat / SD

Rafa Esteve

Rafa Esteve

Dani Gómez es el reflejo de que el tiempo pasa muy rápido. Parece que su presencia esté ligada a la gran cantidad de caras nuevas que aterrizaron en Orriols el pasado verano con la intención de armar una plantilla competitiva, pero el ‘9’ no es una novedad en el ecosistema granota. Casi sin esperarlo, el delantero es de los más veteranos del vestuario a sus 25 años cuatro temporadas después de que el club apostase por sus servicios.

No obstante, el punta, obsesionado con volver a jugar en Primera con el Levante, siente que sus tiempos pasados no correspondieron con la confianza que le mostró el club en su momento. Por ello, el madrileño, después de una fallida cesión en el Espanyol donde aprendió a ser más paciente y a gestionar sus emociones, quiere que en su rendimiento no solo se vea un trabajo beneficioso para el equipo, sino que sirva para que su club vuelva a "donde se merece".

¿Qué tal se encuentra?

Muy bien. Estoy muy contento, en un momento de mi vida muy feliz al haber sido padre hace poco. Tengo, por suerte, a mi familia cerca y, la verdad, estoy disfrutando del fútbol. Hacía tiempo que no disfrutaba tanto. He recibido la confianza del club desde el primer momento en el que volví. Es cierto que, físicamente, me costó mucho. Había estado prácticamente un año sin jugar, con lesiones y habiendo pasado por una operación. Eso hizo que todo fuera un poco cuesta arriba, pero, una vez cogí el punto físico, me he ido encontrando poco a poco. He sido capaz de ser paciente. Al final, había veces en las que perdía la paciencia. No me encontraba, no me sentía bien, no alcanzaba ni un mínimo del nivel que tengo… Te sientes frustrado al principio, pero ahora me encuentro en un punto en el que estoy bien. Sin embargo, futbolísticamente todavía espero más de mí. No hay que ponerse techo. Espero que ese plus llegue en la segunda vuelta y, sobre todo, que sirva para cumplir con los objetivos.

¿Dejó de disfrutar del fútbol durante su paso por el Espanyol?

Fue una etapa de mi carrera en la que, por unas circunstancias u otras, no tuve mucho protagonismo. Tocó aprender y, sobre todo, hacerse fuerte. Me sirvió para madurar también como jugador porque no lo había vivido nunca. No todas las épocas de un futbolista, durante sus 15 o 20 años de carrera profesional, son buenas. Entonces, hay que saber pasar página, aprender de lo sucedido y tratar de que no vuelva a ocurrir.

¿Cuáles fueron sus expectativas?

Sinceramente, mi objetivo era jugar en Primera División. Creía que, en ese momento, era lo mejor que podía hacer para seguir creciendo como jugador. No tomé la decisión porque no quisiera estar en el Levante o por no jugar en Segunda División, sino porque, al final, un futbolista tiene que ser ambicioso y llevar su nivel lo más alto posible. No solo conté con la oferta del Espanyol sino que tuve varias, pero pensé que era la mejor opción. Era un proyecto que, a priori, no iba a padecer por salvarse y que tenía una buena plantilla. Nunca me centré en quién estuviera, me centré en mí y en lo que podía mejorar. Ahora trato de no pensar en ello. Siempre intento dar el máximo para tener la conciencia tranquila, pero no fue una temporada para nada sencilla.

¿Qué fue lo que sucedió para que no tuviera protagonismo?

No lo sé, la verdad. Depende de tantas circunstancias… En mi posición, para empezar, habían dos grandes delanteros como Joselu, que ahora está en el Real Madrid y es internacional, y como Braithwaite, que ha jugado en el FC Barcelona, ha disputado Mundiales, Eurocopas… Había mucha competencia, pero creo que pude tener mis posibilidades. Pienso que el feeling con el entrenador no fue tampoco el mejor. Es una etapa que me sirvió para aprender, madurar y saber que, cuando no tienes tantas oportunidades, tienes que seguir. Encima, tuve un poco de mala suerte. Justo en el momento en el que empecé a entrar con el equipo, me lesioné del tobillo en un entrenamiento y no me sentí cómodo durante la temporada. Después, mi expulsión en Copa del Rey no ayudó porque tuve partidos de sanción. Noté que alguien me tocó por detrás, pensé que era un rival y mi reacción fue la de apartarlo sin saber que era el árbitro. Fueron muchas cosas, pero aprendí mucho dentro del aspecto personal: a trabajar, a ser fuerte mentalmente, a esperar tu oportunidad y a ser paciente. El momento acaba llegando, pero no sabes cuándo. Entonces, lo más importante es tener fe en que va a llegar. Saber el jugador que eres y el nivel que posees, aunque tienes que sacarlo otra vez y eso es lo más difícil. Sin embargo, siempre he estado focalizado en ello.

¿Qué diferencias hay entre el Dani que se fue y el que regresó?

Mentalmente he sabido tener paciencia y entender dónde estoy y dónde estaba. Cuando tienes 20 o 21 años, no te das cuenta de lo que es estar en Primera y la poca diferencia que existe entre los equipos que luchan por estar arriba en Segunda y los que pelean por no descender. El Dani Gómez actual es más maduro, ha aprendido a tener la paciencia que hace dos o tres años no tenía, a gestionar mejor sus emociones y, sobre todo, a madurar en todo lo que te pida el entrenador. Antes era más cerrado, solo quería jugar de ‘9’, y ahora entiendo mucho mejor el juego.

¿Cómo se definiría como delantero?

Soy muy adaptable a los sistemas. Puedo jugar de ‘9’, como por ejemplo contra el Huesca, para fijar más y dejar que reciban los compañeros por dentro, pero ahora actúo más para recibir. He jugado toda la vida de ‘9’ y siempre he sido el que trataba de tirar desmarques de ruptura y dejar que reciban los medias puntas, pero el míster cree que puedo ayudar al equipo de espaldas. Si el míster lo cree, yo también lo creo. Me estoy adaptando a lo que me pide. A lo mejor no tengo tanta la responsabilidad del gol, pero sigo teniendo responsabilidad en generar ocasiones y provocar peligro.

¿Ser padre le ha servido para cambiar su forma de pensar?

También. Me he intentado preparar para ser un buen ejemplo. Llego a casa, veo a mi mujer y a mi hijo y me doy cuenta de que soy un auténtico afortunado. Es una época muy feliz para mí. Puede que me pille joven, claro que sí, pero queríamos dar el paso. Trato disfrutar de mi hijo porque crece muy rápido. Cada momento en la vida tiene mucho valor y es importante: con la familia, sobre el césped, con los compañeros… Todo pasa muy rápido. Llegué con 21 años y ahora tengo 25. Quiero disfrutar, consciente de dónde estamos y dónde queremos ir.

Después de dos descensos consecutivos, ¿cómo de importante es para usted esta temporada?

Muy importante. Siempre me he sentido en deuda con el Levante. Desde el primer momento apostaron por mí. Lo hicieron estando en Segunda División y me quisieron para jugar en Primera. Cuando llegué fue mi primera temporada en la élite y era muy joven. Hicimos un gran año, jugamos las semifinales de la Copa del Rey y me sirvió para coger muchísima experiencia. Además, tenía como compañeros a dos grandes delanteros como Roger y Morales. Aprendí mucho de ellos. Fue una pena que se descendiera un año después, no teníamos un equipo para bajar. No fuimos fuertes. Tuvimos que ser más constantes. Por muy buena segunda vuelta que hiciéramos, la primera fue muy mala. Jugamos a contracorriente. Me he sentido en deuda con el Levante porque siento que no he logrado dar mi cien por cien como jugador. Le debo a esta gente el hecho de encontrar mi mejor nivel. Este año, poco a poco, lo estoy recuperando. Aun así, espero dar mucho más. Voy a intentar mejorar los números que tengo ahora mismo y tratar de mejorar en el juego para, sobre todo, ayudar al Levante a verlo donde todos queremos verle. Vamos a estar muchísimos equipos peleando por ese playoff o, incluso, por el ascenso directo. Somos uno de los equipos ‘top’ de España y tenemos que luchar por ascender sí o sí. Hace falta tener un listón alto como es el de subir a Primera. Tiene que haber ilusión, un objetivo por el que levantarte cada mañana.

¿Le da valor a la posibilidad de volver a competir en Primera?

Sí, por supuesto. Soy muy ambicioso como jugador. Siempre he querido jugar al máximo nivel, mejorar y superarme de forma constante. Claro que busco hacer una gran temporada en Segunda para volver a jugar en Primera División, pero quiero estar en Primera con el Levante. Por mi cabeza no pasa la opción de irme otra vez. Tengo contrato y quiero que mi club, y toda la gente que trabaja detrás, estén en la máxima categoría del fútbol español. Es donde merecemos estar. Hacía mucho tiempo que no se descendía. Lo que nos sucedió el año pasado nos tiene que dar rabia para dejarnos el alma.

Cada vez hay más equipos en la pelea.

Todos los partidos son muy difíciles en Segunda División. LaLiga está más igualada y los partidos son más cerrados. El otro día, los dos equipos tuvimos nuestras ocasiones, pero el empate contra el Leganés fue una pena. Hay que mirar hacia adelante y afrontar los encuentros que tenemos para marcar dónde queremos que esté el equipo.

De momento, ha cambiado los pitos del Ciutat por aplausos.

Siempre he estado muy agradecido al cariño de la gente. Cada persona tiene derecho a expresar lo que siente con cada jugador. Para eso pagan su entrada o su abono de temporada. Yo cobro por tratar de hacerlo lo mejor posible. Después, cada uno puede opinar libremente. Siempre que estoy en el campo quiero darlo todo por el equipo en el que juego. Estoy contento de haber cambiado la opinión de mucha gente, que, a lo mejor, antes no estaba de acuerdo con mi rendimiento. Yo también espero mucho más de mí. Estoy focalizado en conseguir los objetivos del club. Este año tenemos que estar arriba, convencidos de que podemos hacerlo hasta el final. Este equipo tiene muchísima alma.

¿Los entendió en su momento?

No es que no los entienda, pero no sé qué tiene cada uno en su cabeza. No me centro en eso. Siempre que estoy en el campo intento dar lo mejor. La gente espera más de mí. Los pitos, perfectamente, se pudieron deber a que me fui el año pasado cuando descendimos. Cada uno es libre de expresarse. Todo es entendible. A lo mejor si estuvieran en la posición de los jugadores sería todo más fácil para que nos entendiéramos mutuamente, pero, desgraciadamente, no puede ser así. Igualmente, estoy muy agradecido con el cariño de la gente y espero seguir sintiéndolo durante mucho más tiempo. Pero, sobre todo, quiero que estén con el equipo. Cuando el Ciutat aprieta nos dan un plus para dar nuestro máximo nivel.

Ahora se ha convertido en un fijo en los onces de Javi Calleja.

Estoy muy contento por la confianza que me está dando el míster. Mi nivel ha ido creciendo. Ha habido mala suerte en cuanto a goles anulados. No sé cuántos, entre Moha y yo, nos habrán invalidado (ríe). Es una pena, aunque no me obsesiono pese a que espero que entren más en la segunda vuelta. Solo pienso en trabajar, en mejorar y en dejarme la piel por el equipo, por el club y por la gente. Todos lo tenemos que hacer.