Entrevista | Pablo Martínez Futbolista del Levante UD

"¿Mi futuro? Conseguir el ascenso con el Levante"

El canterano no piensa en el más allá, aunque sueña con subir a la élite con un club que le transmite muchas emociones. Mientras, reconoce que, cogiendo el ‘10’ y siendo capitán, quiso asumir más responsabilidades: «había que dar un paso al frente tras haber salidas importantes»

"¿Mi futuro? Conseguir el ascenso con el Levante"

Rafa Esteve / JM López

Rafa Esteve

Rafa Esteve

El Ciutat de València siempre rendirá tributo a los futbolistas que se lo merecen, pero, sobre todo, a los que, además de deleitar a la grada con sus características y cualidades, defienden al Levante por encima de cualquier interés y, siempre, desde el máximo respeto y compromiso. Pablo Martínez, en su primer curso formando parte de la primera plantilla sin cesiones entremedias, se metió a la grada del coliseo de Orriols en el bolsillo a través de un tramo de competición donde su rendimiento, en más de una ocasión, no solo rozó la excelencia, sino que transmitió una aura con la que la afición granota se sintió muy identificada. 

Ser procedente de la cantera levantinista tuvo que ver, aunque también, su implicación sobre el verde y el abanico de alternativas que ofrecía en los planes de Javi Calleja, que junto a las virtudes del resto de sus compañeros, dieron pie a soñar con un ascenso a la élite del fútbol español. Por ello, su rotura del ligamento cruzado de la rodilla izquierda, además de significar una pérdida considerable a nivel deportivo, dolió en una parroquia que, seis meses después, le arropó con todo el cariño del mundo cuando finalizó su proceso de recuperación.

El ‘10’, dorsal que luce bajo el beneplácito de Iborra, ya no echa la vista atrás. Mira al frente con el brazalete de capitán en su brazo y asumiendo la responsabilidad que supone defender la elástica del Levante, tras la salida de varios pesos pesados el pasado verano. Siempre priorizando al club que le dio la oportunidad de ser profesional y sintiéndose valorado por todas las partes, aunque sin pensar en el futuro. «El fútbol me ha demostrado que una acción te cambia la vida», dijo en Superdeporte. Sin embargo, su deseo es claro. «Mi sueño es ascender con el Levante». No tiene otro pensamiento.

¿Cómo se encuentra?

Es una semana importante, donde el grupo tiene que tener claro el plan de partido. Recibimos a un rival como el Eibar que es muy fuerte. Sabemos sus virtudes, pero podemos hacerles daño. Y más, aprovechando que jugamos en casa. Estoy muy bien, contento e ilusionado de cara al último tramo de competición, para afrontarlo con la mayor de las ganas y poder conseguir el objetivo.

Quedan cuatro partidos en los que hay que darlo absolutamente todo.

No queremos afrontar los cuatro partidos que nos quedan como finales. Es una presión innecesaria que no nos beneficia. Queremos ir día a día, recibir al Eibar, lograr el triunfo y mirar hacia adelante. No buscamos ir más allá del sábado, sería un error.

¿Habla desde las últimas experiencias vividas?

Sí. No ayuda a nadie y al grupo tampoco. Lo único que nos beneficia es ir partido a partido.

¿Qué tal está el equipo?

Estamos en un buen momento y tenemos que aprovecharlo. Venimos de una victoria fuera de casa y, además, contundente. Hay que aprovechar nuestras victorias, nuestra manera de jugar y, sobre todo, hacernos fuertes en el Ciutat de València. Fue un chute de energía. No es fácil ganar partidos en este categoría. Y más, contra un Villarreal B que propone desde la posesión y siempre con balón. Jugamos bien, con un resultado contundente. Vino bien para afrontar el encuentro contra el Eibar porque, ahora, el equipo está con más ganas y más confianza. El grupo es fuerte y cada uno sabe lo que tiene que hacer. Ayudando al de al lado, vamos a conseguir el objetivo.

Habla con mucha autoridad. Lo que provoca ser capitán, ¿no?

Es difícil de explicar… Primero de todo, es bonito. Muy bonito. Representar a un club como el Levante es un orgullo. Para mí es algo especial, llevo muchos años aquí. Por cómo está yendo la temporada no es como me hubiera gustado, pero estoy disfrutando y ayudando tanto en el campo como fuera de él.

¿Se lo imaginó cuando llegó al filial en 2019?

Nunca te lo planteas. Firmando en filial, es muy difícil subir escalones, pero, gracias a mi trabajo, y a ser profesional cada día, he podido llegar hasta aquí.

De hecho, su primera puesta en escena con el brazalete fue en un momento muy emocionante.

Fue un punto de inflexión. Me dije a mí mismo: “ya estoy aquí, ya es real”. Y además, siendo capitán. Fueron meses muy difíciles, y encontrarme con esa recompensa, hacerlo en el Ciutat, con el campo lleno y sintiendo el cariño de la gente… Fue una maravilla.

Queda muy atrás, pero, viéndolo con perspectiva, ¿cómo recuerda su rotura de ligamento cruzado?

Fueron momentos muy complicados. La gente no se imagina lo que es pasar por eso. Se piensa que es solo una lesión, pero te cambia todo: manera de trabajar y forma de ser, porque tienes que ser exigente al máximo. La vuelta no ha sido fácil. Es una lesión muy grave, con una cirugía entremedias y con unos periodos muy marcados que, si no cumples, se puede complicar. Fueron momentos muy duros, y gracias a Dios, tuve otros en los que fue todo rodado. Ahora estoy disfrutando, centrado en mi nivel, en mi fútbol y en ayudar al equipo.

Llegó en un momento muy inoportuno: en su mejor estado de forma y con el Levante metido de lleno es el ascenso.

Sí, por eso pienso que fue un momento muy delicado y complicado, porque ves que todo va bien, que tu nivel es muy alto, que el equipo está dando muy buen rendimiento... Y más, en un tramo de la temporada clave. Sin embargo, eso ya paso. Ahora solo pienso en lo que viene.

Sin embargo, la recuperación fue rápida. ¿Cómo se vuelve a los terrenos de juego en apenas seis meses tras una rotura de ligamento cruzado?

Lo que se ve es lo bien que va, pero hay mucho trabajo y sacrificio detrás. Una vez termina la temporada, tomo la decisión de no tener vacaciones y me centro en seguir con mi recuperación. Si quería cumplir los plazos bien, para que todo fuese como mandan los cánones… Pensé que era lo que me tocaba, además era lo que necesitaba para evadirme de todo. Fue bien, pero por el trabajo que se hizo por parte de todos. Hay unos profesionales, ya sean fisioterapeutas, readaptadores o doctores, que te dan todo lo que está en sus manos para que vayas al cien por cien. Gracias a su implicación, y a mi trabajo y mi sacrificio, fue tan bien la recuperación, pero no significa que todo fuese bonito. Hubieron momentos duros, donde no te podías ni levantar, pero no tenía más remedio que seguir. Eso es lo que la gente no ve.

Cuando dice que no se podía levantar, ¿se refiere a lo físico o a lo mental?

A todo, pero también, a dolores de rodilla y dolores que aparecen en otras zonas. A veces te limitaba, pero era lo que tocaba en ese momento. Lo asumí de esa manera.

Normal que se emocionara en su regreso, además luciendo el ‘10’.

Sin duda. Fue la vuelta soñada, la que todo jugador quiere: con el ‘10’, con el brazalete, en casa, con su gente… Fue un momento emocionante, nunca lo voy a olvidar.

¿Cómo fue la conversación en la que le pidió el dorsal a Iborra?

Fue en pretemporada, cuando se conoció que no podía seguir en el Levante. Le escribí para darle las gracias por cómo se comportó conmigo, cómo me ayudó en la recuperación, porque él también pasó por la misma lesión, y para desearle lo mejor en su nueva etapa en el Olympiacos. Entonces, le comenté que quería coger su número y llevar el ‘10’. Me dijo que por supuesto, que no había nadie mejor para llevarlo. Y, bueno, me lo cedió (ríe).

El ‘10’, en el Levante, pesa mucho.

La verdad que sí. Iborra es un grande y en el Levante es una leyenda, por lo que sí, es un dorsal de mucho peso.

No obstante, le está dando buen rendimiento: lleva seis goles y cuatro asistencias este curso.

A nivel de números es mi mejor año. Es un rendimiento alto. Y, sinceramente, estoy muy contento. Además, partiendo el inicio de la temporada desde fuera. Más que nada, por manejar los tiempos de mi vuelta. No es fácil, siendo un centrocampista, regresar de una lesión como tal y, para la rodilla, gestionar los giros y las arrancadas. Fue un periodo de adaptación, pero al final fue todo bien.

¿Se imaginó tener los números que registra?

Sinceramente, no. Mi objetivo de cara a la vuelta fue encontrar sensaciones, volver a tener ritmo de competición, alcanzar mi fútbol y, sobre todo, quitarme el miedo. Es una lesión fuerte, que te aparta muchos meses. Hay gente que se pierde temporadas enteras. Si puedo aportar al equipo con goles y asistencias, mejor. Una lesión así te pone a prueba y exige el máximo de uno mismo. Si lo das, estás ahí cuando te lo propongas y el doctor te deje.

Usted quiere ir día a día, pero piensa, de no ascender, ¿qué será de su futuro?

Yo estoy muy tranquilo. Tengo dos años de contrato. Trabajo día a día sin pensar en el futuro. El fútbol me ha demostrado que una acción te cambia la vida. Lo que tenga que ser, será. No miro más allá. No hace ningún bien pensar en el año que viene porque todo cambia de la noche a la mañana. Pero mi sueño es ascender con el Levante y hacer trayectoria en Primera División. Ojalá sea así.

Mucha gente le coloca el cartel de transferible si no se sube a Primera División...

Estoy completamente fuera de lo que se comenta en el entorno. El único que sabe el trabajo que hay detrás soy yo y la gente que está conmigo. Críticas habrán siempre, no saben lo que hay detrás y los sacrificios que se hacen. Estoy muy tranquilo, orgulloso de mi rendimiento y de poder ayudar a mis compañeros. Para mí fue muy sencillo firmar mi renovación. De hecho, se lo podéis preguntar a Felipe Miñambres, habrá sido de las negociaciones más tranquilas que habrá tenido. Se cerró en apenas una semana. Tenía claro que quería renovar y seguir en el Levante.

¿Por qué en el Levante?

Me siento muy feliz y valorado. Además, València es una ciudad que me gusta mucho. El Levante tiene unos valores que en otros clubes no he encontrado o no he comprendido. Por ejemplo, todo lo relacionado con la Fundación es algo top, que dice mucho de lo que es el Levante. Estoy muy a gusto aquí.

¿Ha apostado por seguir en el Levante durante los dos últimos mercados?

Pienso que es lo mejor para mí. Estoy en un gran club, donde se trabaja muy bien con los medios que tenemos. Lo digo desde la experiencia. Por ejemplo, no me habría recuperado mejor de mi lesión si no hubiera sido aquí.

No obstante, tengo la sensación de que, después de volver de la lesión, ha cargado con mucha responsabilidad.

Era necesario después de haber salidas importantes. Había que dar un paso hacia adelante y coger responsabilidad tanto en el campo como fuera. No me escondo. Es presión, pero, al final, trabajamos para ello. Hay que ser exigente con uno mismo. Si queremos crecer en esta profesión, hay que asumir responsabilidades y, en ocasiones, tirar del equipo. Es un papel que asumo sin problemas. Un día malo lo puede tener cualquiera, pero el compromiso y el trabajo no son negociables. Puedes, en un momento determinado, fallar dos pases o, por ejemplo, descuidar una marca, pero correr para defender, o hacerle una cobertura a un compañero, hay que tenerlo como base.

Por asumir galones, es habitualmente quien pone el balón parado.

Es lo que he dicho antes, al final hay que coger responsabilidades. El balón parado se me da bien. Si hay otra ocasión, espero que, si no marco yo, lo haga un compañero, como hizo Álex Muñoz ante el Villarreal B.

¿Lo practica mucho?

Sí. Es uno de los aspectos más importantes en el fútbol y que hay que dominarlo para ser un jugador más completo. En Segunda División el balón parado es fundamental. En pequeños detalles puedes llevarte un partido. Pasó, sin ir más lejos, el otro día. Una acción a balón parado abrió el marcador y sirvió para conseguir los tres puntos. El golpeo creo que es una de mis virtudes. Ademas, con las dos piernas. Llevo ya dos goles desde fuera con la izquierda. Me encuentro muy cómodo.

Es más, según comenta su entorno, de pequeño solo buscaba pegarle desde larga distancia.

Eso era porque como los porteros no llegaban al larguero tiraba hacia arriba (ríe). Mi padre, desde la grada, silbaba y me decía: “pégale”. Fue una etapa muy bonita. Desde bien pequeño, partiendo desde que jugaba en el colegio a fútbol sala, y después pasando a fútbol 7 y 11, siempre he tenido en mi mente el ser profesional. Gracias a Dios lo he conseguido.  

"¿Mi futuro? Conseguir el ascenso con el Levante"

Rafa Esteve / JM López

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