No es que el menú cambiara, porque la dieta se lleva a rajatabla, simplemente el no ver las mismas paredes tantos días consecutivos ya supuso un respiro para los jugadores, más todavía después de la primera ´paliza´ de la pretemporada. Juan Ignacio les premió tras la entrega sobre el terreno de juego y volvió a demostrar que cuida los pequeños detalles. Era el perfil que buscaba Manolo Salvador en el mercado: un entrenador con capacidad para liderar un grupo. Les emocionó con un vídeo recordatorio de la permanencia en el primer entrenamiento en la Ciudad Deportiva y ayer se los llevó a cenar a La Cala, un bello y recóndito paraje alejado de la monotonía de Las Lomas. Fue una sorpresa de JIM que no destapó hasta que no concluyó la jornada de trabajo.

Los futbolistas alucinaron con las vistas y quisieron que ese momento perdurara en sus terminales. El bombardeo de instantáneas fue constante; algunos se quedaron con las ganas de subir sus fotos de inmediato al Twitter, pero no pudieron ya que no había cobertura en esa zona paradisíaca. «Sólo se puede describir de una manera... PUTO RECITAL!! El cuerpo técnico se ha portado», escribió Rafa Jordà en su cuenta personal. El último en llegar fue el míster, acompañado por el doctor Rafa Plaza, siempre unidos cada vez que llega el momento de compartir mesa y mantel. Pese a la variación del lugar, no hubo margen para las licencias. Hasta la distribución de las mesas era prácticamente calcada a la del día a día en el comedor del ´cuartel general´. De los más rezagados en tomar su asiento en la cala fue Welli, aún dolorido de la picadura de la avispa.