El Levante se cubrió ayer de gloria no sólo por ganarle al Real Madrid sino sobre todo por hacerlo con un partido de libro en el que lo desquició. Fue un día de mil y un héroes comenzando por Ballesteros, que forzó la expulsión de Khedira, y terminando por Koné, autor del tanto de la locura. Sirvió también la victoria para bautizar definitivamente a Juan Ignacio Martínez como un técnico de presente y futuro en la élite. Con la sutil eficacia de un director de orquesta, ensombreció a un luctuoso Mourinho, que en Orriols ya no es que aún no haya ganado sino que ni siquiera ha marcado.

Y eso que ocasiones al principio tuvo. Munúa arrancó acumulando malas decisiones y el monólogo del Madrid, guiado por Kaká, intimidaba. Sin embargo, ya entonces se adivinaba que el planteamiento de Juan Ignacio estaba bien tirado. Obsesionado por el despliegue de los de Mourinho, a los que en el video del 8-0 había visto ajusticiar al Levante tras cada pérdida, el técnico juntó las líneas y ordenó la presión dónde y cómo debía para neutralizar a Xabi Alonso. Fue un partido, por encima de todo, emotivo. El Levante tiró de sentimiento para morderle la oreja al Madrid y las trifulcas del año pasado se repitieron sobre el césped. Nada habría sido posible sin el extraordinario compromiso de los jugadores. La defensa rayó a la perfección, Iborra se agigantó en el centro del campo con caños y sombreros a Cristiano Ronaldo, Juanlu percutió sin descanso por la banda izquierda, por donde desperdició la oportunidad más clara a la contra hasta el gol, y Koné confirmó que está en condiciones de pasar de ser esperanza a realidad.

Fue Ballesteros quien giró la llave para que el Levante abriera la cerradura del partido. En una reyerta en la banda que parecía no ir con él, tiró de picardía para forzar la expulsión de un Khedira que picó y dejó a su equipo descabezado y en inferioridad numérica y mental. El de Burjassot, luciendo galones y encimando al árbitro, se las ingenió en esa acción clave para declarar la revolución dejando una imagen para la posteridad al lanzarle besos al aire a Pepe, que lo detectó como el culpable de la roja. En un estado de forma de ensueño, el capitán lo bordó. Hasta le ganó carreras cortas al mismísimo Cristiano, al que Mourinho había dejado de salida en el banquillo pensando, posiblemente, que sacaría el partido adelante sin jugarse el físico del portugués, al que todo sea dicho, nadie dio una mala patada.

El Levante no se volvió loco con la superioridad, pero Juan Ignacio encontró la justa medida para ganar terreno y sorprender a la contra. Fue así como llegó el tanto de Koné, tras un jugadón de Venta. El marfileño, que desde el primer balón que tocó resultó eléctrico, marcó un gol de clase parando el balón con la izquierda y remachándolo con el exterior arriba y cruzado. Un gol que enloqueció al Ciutat y que hacía justicia a la superioridad de los granotas sobre el césped. A partir de ese momento, llegó la gloria. Con sobriedad y buen fútbol, el Ciutat vio a su equipo no sólo batir, sino bailar a todo un Real Madrid al que la afición granota, ironizando con la última de Mourinho, decidió condenar a ¡Segunda, a Segunda!. Histórico, sí.

- Ficha técnica:1 - LEVANTE: Munúa; Javi Venta, Ballesteros, Nano, Juanfran; Iborra, Xavi Torres; Valdo, Barkero (Rubén Suárez, m.73), Juanlu (Pallardó, m.84); y Koné (Aranda, m.82).0 - REAL MADRID: Casillas; Ramos, Pepe, Carvalho, Marcelo (Ozil, m.69); Xabi Alonso, Khedira; Di María, Kaká (Higuaín, m.58), Coentrao; y Benzema (Cristiano Ronaldo, m.46).Gol: 1-0, m.67: Koné.Árbitro: Turienzo Álvarez (Comité castellano-leonés). Mostró tarjeta amarilla a los locales Valdo, Ballesteros, Juanlu, Munúa, Iborra, Javi Venta, Xavi Torres y Pallardó y a los visitantes Di María, Pepe y Coentrao. Expulsó a Khedira (m.39) por doble tarjeta amarilla.Incidencias: partido de la cuarta jornada de Liga de Primera División disputado en el estadio Ciutat de València ante 17.676 espectadores. Terreno de juego en buen estado.