El nuevo presidente de la LFP, Javier Tebas, ha puesto en conocimiento del Levante que el partido contra el Celta de Vigo también se encuentra bajo sospecha y que al igual que el del Deportivo, por tanto, también es objeto de la investigación de la que se ha dado parte a la Fiscalía Anticorrupción. La gravedad del asunto es tan grande que pese a tratarse de un día festivo Tebas quiso pactar para el miércoles un careo en Buñol con los capitanes. Sin embargo, todo apunta a que finalmente la cita, a la que también iba a acudir Luis Manuel Rubiales en representación de AFE, se aplazó o al menos cambió de lugar a petición del club después del estallido del escándalo. La postura de LFP y AFE desde hace días es que el Levante dé un paso adelante reconociendo el problema e incluso apartando a los futbolistas sospechosos, aunque aún no hay nada demostrado. Ésa es la hoja de ruta que la temporada pasada siguieron varios clubes en la misma tesitura que el granota para evitar males mayores y que en Orriols los servicios jurídicos se habían puesto a consultar.

Por si no fuera suficiente con las sospechas sin confirmar del partido contra el Deportivo, el verdadero jarro de agua fría para el Levante ha sido que el del Celta también esté en el punto de mira. De hecho, la información que se maneja desde dentro de la investigación apunta en este segundo caso a dos jugadores más bajo sospecha al margen de Juanfran, Ballesteros, Munúa y Juanlu. Según fuentes próximas a las pesquisas, que por cierto se ciernen también sobre los dos equipos gallegos como supuestos compradores y a más partidos entre otros equipos, hay indicios incluso de las cantidades en las que estarían tasados los pactos. Otra de las curiosidades del expediente es que los cuatro jugadores de los que sospechaba la LFP coincidían con los mismos a los que apuntó Barkero, quien superado por los acontecimientos y de la mano del club se retractó tras haber acusado a sus compañeros de «algo que realmente no ha pasado». Sin embargo, pese a que los ofendidos hayan dado por buena su disculpa para pasar página, el follón continúa y está en estos momentos fuera de sus manos.

El Levante, con un Quico Catalán desbordado y tocado sobremanera en lo anímico, está preocupado por el desarrollo de los acontecimientos y teme convertirse en un cabeza de turco, ya que entiende que Tebas, el azote de los amaños, quiere estrenarse como presidente de la Liga con un castigo ejemplarizante. En este sentido, al margen del riesgo de una pena deportiva de seis puntos, hay que recordar que tras la reforma de la ley el artículo 286 del Código Penal es aplicable «a los directivos, empleados o colaboradores de una entidad deportiva () así como a los deportistas, árbitros o jueces». Desde esta modificación, el fraude deportivo es punible penalmente con multas por el triple del beneficio obtenido, inhabilitaciones y hasta penas de cárcel de uno a cuatro años. La LFP, además, ya remitió una circular a todos los clubes «con la finalidad de mantener el nivel máximo de alerta acostumbrado para el mejor desarrollo y disfrute del espectáculo futbolístico». En un caso extremo, un club podría ser expulsado de la competición si se demostrara la existencia de algún vínculo con los infractores. Eso sí, de momento encima de la mesa lo único que hay son sólo sospechas.