El Levante irá literalmente con todo a Riazor. Hasta Diop y Barral, baja por lesión y sanción, respectivamente, harán mañana fuerza in situ en pos de la consecución de la permanencia matemática. Así lo ha decidido Alcaraz, que tiene previsto desplazar a la primera plantilla al completo con vistas al encuentro frente al Depor. Una convocatoria multitudinaria y propia de una final; debe ser la última de las muchas que a nivel particular han jugado los granotas esta campaña.

Desplazar a todos los jugadores tiene un doble propósito. La idea es por un lado blindar en las horas previas al equipo y, por otro, que este pueda festejar en el momento y sin ausencias la salvación en caso de amarrarla definitivamente en A Coruña. Para que eso ocurra necesitará puntuar ante los gallegos o que tropiecen dos de estos tres equipos: Almería, Granada y Eibar, que tiene un duelo fratricida en Getafe.El otro enfrentamiento directo en la lucha por la permanencia será justamente el de Riazor; de no ganar a los granotas, los locales parecerían abocados al descenso al acabar la Liga en el Camp Nou.

Alcaraz ultimará esta mañana, a puerta cerrada en el Ciutat, los preparativos para la cita. Después se hará oficial la citación; la expedición volará a las siete de la tarde con destino a A Coruña. La vuelta está fijada para dos horas después del encuentro, por lo que los azulgranas aterrizarían en Manises, con la salvación en el bolsillo, a las 00:15 ya del lunes.

El técnico ha insistido en el vestuario que no se puede levantar al pie hasta que el objetivo no esté asegurado. Lucas no entiende de permanencias virtuales, y de ahí que en vísperas de la visita del Atleti al Ciutat ya reclamara más intensidad de forma muy gráfica. "Si seguís así me voy a casa", espetó en un entreno a la plantilla, a cuya unión (en un involuntario guiño al lema empleado por el club en los últimos meses) apela figurada y literalmente con vistas al choque contra el Depor. Además, el lunes volvió a dar un toque de atención a sus pupilos.

Como en Mestalla en 2011

El Levante tiene la posibilidad de rubricar la permanencia puntuando a domicilio en la penúltima jornada, como sucediera hace cuatro años en el famoso derbi en el que Ballesteros acabó echándose las manos a sus partes nobles a modo de celebración. Aparte de aquel empate, los granotas solo han podido sacar algo positivo en su último partido del curso como visitantes en otra ocasión: la histórica victoria de la 12/13 en el cierre de San Mamés. Los siete precedentes restantes depararon derrotas, incluido el 1-0 del año pasado en Málaga.